Pareciera ser una moda esto de ponerle etiquetas o marcas a las ciudades; seguramente habrás escuchado sobre la ciudad lúdica, ciudad resiliente, ciudad para los niños, ciudad saludable, ciudad próspera, ciudad sustentable, ciudad emergente, ciudad inclusiva, ciudad segura, ciudad global, ciudad competitiva, ciudad del conocimiento, ciudad creativa, y la que muy probablemente sea la más frecuente: ciudad inteligente o SMART City.
Este movimiento mundial ha alcanzado tales proporciones que en este primer artículo considero importante tocar el concepto de SMART City, en virtud de que existe una confusión generalizada sobre el término; ya que, de manera errónea, comenzamos a utilizar el concepto como una traducción literal; considerando “ciudad inteligente” como una traducción de SMART City, esto en virtud de que la palabra en inglés “SMART” se traduce literalmente al español como “inteligente”.
El mismísimo geógrafo, urbanista, profesor, político y activista español, Jordi Borja, se pregunta sobre este concepto en su artículo titulado “Ciudades inteligentes o cursilería interesada” publicado en Plataforma Urbana en el año 2014:
“¿Hubo alguna vez ciudades tontas? ¿Habrían sobrevivido las ciudades, la construcción humana más compleja, si no hubiera habido mucha inteligencia colectiva? Solamente la distribución de las aguas blancas y negras, la iluminación y la energía, la eliminación de residuos, la construcción en altura, el abastecimiento de alimentos, la organización del transporte, etc., suponen tecnologías y modos de gestión de inteligencia acumulada y de capacidad de innovación permanente. Ahora la moda es descubrir que las ciudades pueden ser inteligentes. Si no lo fueran no existirían.”
Es claro desde la primera línea del párrafo, que la acepción que está tomando es de una traducción literal de SMART a un significado de inteligente.
Afortunadamente, con el paso de los años el concepto SMART ya tiene su definición correcta en la mayoría de los casos:
Debemos tener presente de que es realmente el concepto SMART. Consiste en cinco iniciativas, cada inicial es una letra de la palabra, representada de la siguiente forma:
SMART: (Social, Measurable, Adjustable, Responsive y Trackable)
Estas cinco iniciativas deben garantizar que las acciones generadas sean en beneficio de todas las personas: todo deberá ser social, medible, ajustable, responsivo y rastreable. Esto es lo que lo realmente hará una SMART City.
El tema es muy amplio ya que podríamos hablar de sus tres ejes principales, de sus diez características, de sus cinco aspectos o rubros, y por supuesto de la ya tan consultada Rueda de Boyd Cohen, entre otros puntos a tocar. En esta sección estaremos presentando “buenas costumbres urbanas” de diferentes lugares del mundo, que se han logrado implementar en sus ciudades; principalmente en los rubros de gobernanza, economía, transporte, medio ambiente y recursos; es decir, en ser ciudades enfocadas en servir a sus habitantes, en ser precisamente SMART Cities.
Leticia Torres Mesías Estrada
Arquitecta por la Universidad Autónoma de Yucatán. Maestra en Administración Pública por la Universidad del Valle de México.
Es especialista en Planeación Estratégica Urbana y en Ciudades Seguras por el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano de Barcelona (CIDEU). Docente en la escuela de Arquitectura de la Universidad Modelo y Productora del programa del podcast de radio «Habitar y +».
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