De Shanghái para Santiago: La apuesta de autobuses eléctricos

¿Y la sustentabilidad del transporte público de Mérida, para cuándo?…

En noviembre de 2018, la ciudad de Santiago de Chile le dio la bienvenida a una flota de los primeros 100 autobuses eléctricos[1] que se integrarán al sistema de transporte público. Esta flota llegó desde Shanghái y son fabricados por la empresa BYD, líder en la fabricación de autos eléctricos[2]. Con esta iniciativa Chile pone en marcha el tema de la sustentabilidad en la movilidad urbana y se está convirtiendo en líder en América Latina en este medio. Para el año 2022, dentro de 3 años, se ha propuesto una meta ambiciosa, aumentar en 10 veces la cantidad de vehículos eléctricos que circulen. Y para el 2050 estiman que el 40% de los vehículos particulares y el 100% del transporte público sean eléctricos. Es decir, ni siquiera híbridos. Chile le apuesta a una movilidad totalmente libre del consumo de combustible de origen fósil para dentro de 3 décadas. Asimismo, se espera que Chile después de China, se convierta en el país con mayor número de autobuses eléctricos para el transporte público.

(Autobuses eléctricos en Chile)

Éste es el inevitable y urgente escenario al que nos enfrentamos para las próximas décadas. La tecnologización e innovación de la movilidad urbana a partir de la condicionante ambiental se ha vuelto inminente. Es por ello, que cuando se habla de estrategias para movilidad de Mérida o del Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable (PIMUS)[3], sería interesante precisar qué acciones contundentes se tienen con respecto a la sustentabilidad y, sobre todo, establecer una agenda en donde se determiné a qué tipo de movilidad le estamos apostamos para el 2030 y el 2050.

(Autobuses eléctricos en China. Imagen: El Financiero)

También hay que considerar que la ciudad de Mérida y su zona Metropolitana tiene peculiaridades que no precisamente se identifican con la planificación del territorio articulada con la de la movilidad. Es decir, primero se determina un Programa de Desarrollo Urbano, con el cual se autorizan los usos del suelo y después se construyen las vialidades. Lo pertinente sería primero planear y diseñar los espacios para las infraestructuras de la movilidad, y con base a ello, determinar la factibilidad de los usos del suelo. Solamente imaginemos, que en el algún momento podamos contar con un porcentaje de autobuses eléctricos para el transporte público de Mérida y su zona Metropolitana, y no contemos con los espacios estratégicos para gestionar su autonomía, y a su vez, para incorporar los lugares adecuados para ascenso y descenso, es decir, las estaciones intermodales y de diferentes rutas.

(Autobuses de Mérida. Imágen: Yucatán a la Mano)

En virtud de lo anterior, parece que aún estamos a años luz de lo que la capital chilena ya está logrando desde noviembre de 2018. Por lo tanto, habría que cuestionarnos: ¿para cuándo Mérida tendrá un sistema de transporte público eléctrico?, así como una estructura vial diseñada para cumplir con lo que establece el PIMUS y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que a través de su representante Dolores Barrientos Alemán[4], ya les ha manifestado a las autoridades estatales de la importancia de incorporar tecnologías limpias al sistema del transporte público.

[1] https://lta.reuters.com/articulo/chile-energia-transporte-medioambiente-idLTAKBN1O80I7-OUSLT

[2] https://www.economiahoy.mx/empresas-eAm-mexico/noticias/9240250/06/18/La-china-BYD-pisa-el-acelerador-del-auto-electrico-tendra-la-fabrica-de-baterias-mas-grande-del-mundo-en-2019.html

[3] http://isla.merida.gob.mx/serviciosinternet/ordenamientoterritorial/paginas/plan_maestro.phpx

[4] https://sipse.com/novedades-yucatan/merida-onu-transporte-ecologico-yucatan-333132.html?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook