Análisis urbano de Mérida

Dic 28, 2021 | Artículos

Análisis urbano de Mérida

El crecimiento de la población y la llegada de nuevos habitantes a Mérida.

No se esperaba que Mérida creciera en la medida en que lo hizo entre el año 2015 y el año 2020; sin embargo, crecimos ligeramente arriba de lo pronosticado, superando por muy poco el millón de habitantes, mientras que en términos de Zona Metropolitana tenemos aproximadamente 1 millón 200 mil. Ahora, el crecimiento demográfico se está acelerando.

Demográficamente Mérida se está tornando en un foco de atracción de población, con particularidades muy específicas. No es una migración de larga distancia por búsqueda de empleo o mejores condiciones de vida –quienes migran a Mérida bajo estas condiciones provienen mayormente de otras ciudades de la península–, por lo que no hay una migración extranjera “pobre” o de bajo ingreso o calificación laboral. Por el contrario, hay un segmento que se está asentando en la ciudad, que de alguna manera aporta capital e innovación, atraídos por este afán de vender Mérida a través de su mejor característica: la seguridad. El dinamismo de algunos sectores económicos está resultando muy atractivo para este segmento de población de alto ingreso, que viene a habitar a un lugar tranquilo, personas adultos mayores, retirados, o miembros de consejos de administración.

Existen inversiones nuevas, con industrias grandes como la cervecera, negocios de ensamblaje, industria ligera y, desde luego, el auge turístico. Todo esto contribuye a la aceleración de una migración de personal calificado proveniente de otros estados de la República. Algunos amigos hemos conversado de los riesgos del comportamiento de la nueva migración internacional para la ciudad de Mérida. Hasta ahora no he observado que se esté contemplando Mérida como destino para este tipo de migración. Se trata de un sitio elegido por algunos grupos de cubanos, pero los centroamericanos y los haitianos no llegan a la península… hasta ahora. Vamos a ver cómo evoluciona la política migratoria y qué sucede.

Por otro lado, en cuanto a la migración cercana, esa sí podemos verla con el crecimiento tan acelerado de Kanasín y de otras conurbaciones de municipios como Umán, Ucú, el propio Kanasín, y otros municipios cercanos a las carreteras de Motul y Chichen Itzá. En 10 años, Mérida puede presentar tasas como las que se registraron entre 1970 y 1980.

 

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La seguridad en Mérida, ¿cuánto tiempo podrá durarnos?

La seguridad en Mérida es una característica incuestionable. ¿Cuánto tiempo durará?, no lo sabemos. ¿De qué alfileres está colgada esta situación de seguridad?, no alcanzo a adivinarlo. Tal vez es el aislamiento geográfico, tal vez el bajo consumo de estupefacientes, tal vez las dificultades que ofrece nuestro sistema concéntrico de carteras, que lo hace más fácil de vigilar. Quién sabe.

Tampoco podemos dejar de lado la cercanía que tenemos con Cancún y Quintana Roo.

La amenaza que sigue creciendo: los lotes de inversión.

Dentro de la población migrante, también tenemos un segmento joven de emprendedores, herederos, pequeños empresarios, que encontraron un nicho muy interesante para la obtención de recursos en el mercado inmobiliario, especialmente en la tan amenazante situación de la que ya hemos hablado: los lotes de inversión, que incluso ya están pasando a ser “ciudades de inversión”. Esta situación me parece suma- mente peligrosa para el orden territorial y para la calidad de la ciudad.

Están detonando trazos, lotificaciones por todos los puntos principalmente del norte de la ciudad y se ha llegado a extremos en que ya se saltó a municipios de otras regiones del estado, como es el caso de Progreso, Conkal, Baca, Mocochá, Tecoh, Timucuy, Chocholá, Ucú, Umán, Hunucmá y otros municipios.

Este fenómeno de la lotificación indiscriminada está presentándose en todo el territorio metropolitano, e incluso más allá de él. He visto extremos como la propuesta de ciudades de inversión, en donde el render ya presenta conjuntos de más de tres mil viviendas. Siguen apareciendo propuestas de ventas de lotes, hablando a futuro de hoteles, torres de condominio, supermercados, etc. Y no hay absolutamente nada, ni siquiera las redes básicas de urbanización.

¿Qué va a hacer esta pobre gente con su terreno?, compraron breña y con ella se van a quedar durante generaciones. No veo manera de recuperar estos terrenos como bien público para el desarrollo de la ciudad. No es posible reagrupar estos lotes en polígonos que sean urbanamente funcionales, sería muy costoso, complejo, lo veo muy difícil.

¿De qué manera toda esta urbanización dispersa va a resolver sus necesidades de comercio, de salud, de educación, de comunicación carretera con la ciudad?, no lo sabemos. Será todo un reto para la gestión urbana. Para mí, esta es la amenaza más seria que enfrentará Mérida en los próximos diez años.

 

 

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Otro gran reto para Mérida, la oferta suficiente y accesible de vivienda social.

El boom inmobiliario ha propiciado un alza en los precios del suelo y de la vivienda. Si además nos atenemos a que las poblaciones o comisarías periféricas se quedaron sin suelo urbanizable con la nueva Ley Agraria, ¿cuánta gente está en rezago de vivienda ahora? La oferta de vivienda social ha caído notablemente en los últimos años. No sé si respondió a una caída de la demanda, pero es hasta ahora que empezó a recobrar un poco de vigor. El problema es que esta vivienda social es mucho más cara de como estaba hace 5 años. De alguna manera, el retiro del subsidio repercutió en un alza de precios, junto con el aumento de costos de los materiales y la inflación. Este es un tema que debe de estar en la agenda de los gobernantes.

El transporte y la movilidad urbana.

Este es uno de los rasgos que más se presume en la mercantilización de la ciudad en el extranjero.

En el afán de vender una ciudad exitosa, segura, próspera, atractiva, se está recurriendo mucho al tema de la movilidad urbana. Pero la construcción de kilómetros de ciclovía, por ejemplo, la realización del PIMUS, no están abonando a un verdadero cambio de la movilidad urbana. Tengo una fuerte esperanza de que funcione el nuevo proyecto de Va y Ven, de la ruta periférica. Espero que funcione, sin embargo, ya han pasado meses, aunque se supone que antes de que termine el año estará operando.

Se debe continuar trazando rutas octogonales largas que comuniquen a los diferentes nodos de atracción de la ciudad. Se debe replantear integralmente el trazado de las rutas actuales, y usar trazos largos en el centro para mover a la población sin necesidad de trasbordar. Hablémoslo claro: el trasbordo es una gran injusticia social. El trasbordo es un robo a la gente más pobre, a la que obligan a pagar doble tarifa para viajar por la ciudad.

Calidad de vida, ¿para quién?

Para los que radicamos en el norte –que de alguna manera tenemos resueltos la mayoría de los problemas y estamos instalados en lo que llamamos el bienestar–, la amenaza es la inseguridad, la amenaza es el congestionamiento vehicular. Pero para los otros sectores de la ciudad, además del problema de la seguridad que les pega más fuerte que a nadie, tienen el problema del transporte público y del acceso a la vivienda.

Con respecto a la segregación de la sociedad, se ha moderado un poco a través de la introducción de servicios básicos. También ha actuado como válvula de alivio el desarrollo de Cancún y la Riviera Maya, con el empleo de muchos jóvenes. Ahora, el rezago urbano de las colonias más nuevas, se cubre en muy poco tiempo. ¿Cómo están sus viviendas?, ese ya es otro tema.

Para avanzar más en la reducción de la segregación se requiere un mejor servicio de transporte y políticas que faciliten el acceso a la vivienda, pues actualmente la vivienda es lejana, distante.

 

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Progreso, foco de atención para el capital inmobiliario.

Progreso se ha vuelto el centro de atención para inversiones inmobiliarias, desarrollo turístico, e incluso para empresas que se están anudando en torno a su tercera modernización. Se está disponiendo de suelo federal para proyectos privados. Están generándose grandes proyectos inmobiliarios que ya no se van a la playa por estar muy cara, sino que se están yendo a la carretera pasando la ciénega. Mencionan que están “apenas a tres kilómetros del mar”, pero en realidad están en la sabana, el ambiente más hostil para el asentamiento humano.

Crisis de gobernanza urbana.

Vemos con alarma que, de 10 años a la fecha, si no han desaparecido los organismos vinculados al tema de la ciudad, han sido totalmente absorbidos por las instituciones gubernamentales. Pese a las leyes de participación ciudadana, que quedaron en papel, no se nota la presencia de la participación en temas tan evidentes como la planeación urbana. Acciones y proyectos recientes de altísimo impacto nos han demostrado una falta de consulta pública efectiva y participación ciudadana. Tal es el caso de las ciclovías y las intervenciones en el centro histórico. No se consultaron a nadie, ni siquiera a los empresarios directamente afectados.

A la academia se le ha hecho a un lado, los consejos consultivos son figuras jurídicas vacías. ¿Por qué le tienen miedo a la participación ciudadana?

¿Qué está haciendo la gestión pública frente a estos fenómenos?

Lo primero que a mi me preocupa es la carencia y relativa ineficacia de los aparatos o de las instituciones que regulan el crecimiento de la ciudad y de todo el tema que concierne al uso de suelo. Alarmante es, por ejemplo, que el plan director de desarrollo municipal y urbano de Mérida esté en actualización desde hace dos o tres años. Hasta la fecha no sabemos nada al respecto. Me temo que, en un gran sentido, en términos territoriales, lo que nosotros conocemos como la carta de ordenamiento del territorio –que es la zonificación primaria del territorio del municipio– se parece cada vez más a la página central de revistas inmobiliarias. Es lamentable.

Se están demoliendo zonas enteras del norte de la ciudad bajo el discurso de la densificación… ¡No me vengan con cuentos! Mientras combaten las bajas densidades, propician las más absolutas bajas densidades en el territorio periférico, permitiendo los lotes de inversión. ¿Por qué esa densidad alta no se lleva a la periferia inmediata, contigua, donde se cuente con servicios y conexión a transporte en un suelo más barato?, pero se deja todo en manos del mercado inmobiliario.

Otros temas que deberían preocuparnos son la calidad y cantidad del agua, o el manejo del ruido. ¿Por qué el silencio ya se volvió un lujo?

Han decidido quedarse callados, como si lo mejor fuera no mencionar esos temas. Están actuando de manera instantánea, coyuntural, circunstancial y reactiva a las demandas del cambio en el uso de suelo. Ya no les conviene hablar de planeación. En estos escenarios, el gran capital hace lo que le da la gana. Proyectos como el estadio, el nuevo aeropuerto o el tren, no se están debatiendo, no se están incorporando en las políticas públicas. Yo no veo a los gobiernos o al congreso local preocupados por esos temas.

En conclusión, Mérida es una ciudad con importantes ventajas y atractivos, principalmente en cuanto a su seguridad y dinamismo económico y turístico, pero estos factores cuelgan de delgados alfileres que, de no tomar medidas pronto, se podrían caer, en detrimento de la calidad de vida de todos nosotros.

Jorge Bolio Osés

Jorge Bolio Osés

Sociólogo por la UNAM y Maestro en Arquitectura por la UADY. Fue Director del Instituto Nacional de Antropología e Historia de Yucatán y Director Académico del CICY.

E-mail: bolicho@hotmail.com

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