
Con frecuencia se revisan y analizan los resultados de la actividad económica en la industria de la construcción en períodos muy cortos de tiempo, al cierre de un mes con respecto al anterior, o de ese mes con respecto al mismo mes del año anterior, pero este análisis podría resultar estéril si no ampliamos el campo visual. Por su naturaleza, el sector construcción presenta períodos de volatilidad a corto plazo, que difícilmente nos reflejarán tendencias claras si no revisamos lo que está ocurriendo en el mediano y el largo plazo.
Por ejemplo, las cifras más recientes publicadas por el INEGI indican que el valor de la producción, calculado con base en la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras, alcanzó los $24,513.15 millones de pesos el pasado mes de marzo de 2022, situándose un 5 porciento por encima de los $23,344.90 de marzo de 2021. Si nos quedamos ahí, pareciera que es un muy buen crecimiento, sin embargo, si lo comparamos contra el mes de marzo de 2020, mes en que inicia la pandemia de Covid-19 en México, que se registra un valor de la producción de $26,115.22 millones de pesos, entonces tenemos que hay un decrecimiento del 6.13 por ciento.
Desde esta perspectiva, entonces puede afirmarse que aún nos falta un buen trecho para alcanzar los niveles prepandémicos, que es la vara con la que muchos sectores se comparan.
Pero aún podemos ampliar bastante más la temporalidad del análisis, y preguntarnos si regresar a los niveles prepandémicos es algo bueno para la industria de la construcción o no, o qué significado tiene alcanzar ese nivel y eso cómo impacta en la visión de futuro.
Entonces, si nos trasladamos casi una década atrás, tenemos que en septiembre de 2012, el valor de la producción alcanzó los $37,157.82 MDP, que comparado con la cifra de marzo pasado, representa una brutal caída del 44 porciento.
Y si consideramos que en enero de 2019, apenas un par de meses después de que la 4T asumiera el poder, se registró un valor de $31,792.01 y lo comparamos con marzo de 2020, mes en que inicia la pandemia, tenemos una caída de -27.86 porciento, es decir, en solamente 14 meses de gobierno de la 4T, ese valor perdió dos tercios de lo que se perdió en total en la última década, y sin haber iniciado la pandemia. Esto quiere decir que, para la industria de la construcción, ha sido más dañino el gobierno actual, que el Covid-19.
No hace falta ser un aspiracionista neoliberal fifí graduado en Harvard para saber a ciencia cierta que el principal motor del crecimiento es la inversión, y cuando ésta se destina a infraestructura verdaderamente productiva, tiene un efecto multiplicador importante. De modo que, está muy claro, que si no se invierte fuerte y decididamente en cerrar la brecha de rezago en infraestructura que tiene hoy México, será muy complicado e incierto el futuro de las empresas constructoras de nuestro país, salvo para las pocas empresas consentidas del régimen que hoy padecemos.

Raúl Asís Monforte González
Ingeniero Civil y Maestro en Arquitectura de Paisaje. Presidente del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Energía Renovable y Medio Ambiente A.C.
Email: raul@mienergiamx.com
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