Bolardos: los aliados inadvertidos de la seguridad vial

Los espacios públicos y privados a menudo delimitan las áreas de circulación peatonal, y las separan de las destinadas a la circulación vehicular con elementos de mobiliario que van, desde postes sencillos, hasta figuras más complejas: los bolardos. 

Los más frecuentes son los postes verticales de diversos materiales, como el concreto y el metal, pero también existen bolardos esféricos y en forma de campana, y su uso data desde la antigua roma. Existen otros tipos, como los bolardos flexibles o temporales, usados de forma provisional para segregar flujos viales.

Bolardos automáticos o retráctiles

Existen también los bolardos retráctiles o automáticos, que utilizan tecnología más avanzada para permitir el acceso a vehículos específicos en vialidades peatonales, como son ambulancias, patrullas, camiones de bomberos o autos de residentes de la zona. 

Los bolardos igualmente se emplean en otros contextos urbanos, como los aeropuertos y bancos, así como eventos masivos, para señalizar el flujo de personas.

Bolardos: los aliados inadvertidos de la seguridad vial

Evolución histórica de los bolardos

Su uso para segregar el tránsito vehicular y peatonal tiene origen en el siglo XVIII, en Europa, para evitar el daño a edificios por los carruajes. En la actualidad, el bolardo es una pieza de mobiliario extendida a todo el mundo, que ha cobrado auge en el diseño urbano debido a su versatilidad, ya que puede colocarse en conjunto con jardineras, luminarias, bancas y otros elementos para la delimitación de las franjas viales. 

Es un elemento de apoyo en intervenciones viales con cruces a nivel de banqueta, es decir, aquellas donde la intersección de dos o más vialidades se convierte en un gran cruce peatonal elevado; su fin es disminuir las velocidades de circulación y representar de forma física la prioridad a los peatones y medios no motorizados; estos cruces peatonales suelen colocarse en el límite del área peatonal, ayudando incluso a ampliarla. 

Bolardos: los aliados inadvertidos de la seguridad vial

Herramienta para mejorar la accesibilidad

Los bolardos se emplean también en vialidades donde la banqueta y arroyo vehicular se encuentran al mismo nivel, es decir, donde no existe diferencia de alturas entre la superficie de rodamiento y las aceras, pero aún existe flujo de vehículos.

Este diseño vial se ha vuelto común en zonas turísticas, centros históricos y calles compartidas, y debe su popularidad a que mejora en gran medida la accesibilidad universal y el confort al transitar. Las calles sin cambios de nivel resultan atractivas visualmente y otorgan al peatón la sensación de encontrarse en un espacio más amplio. 

Es importante que los bolardos se coloquen a distancia suficiente para para evitar convertirse en una barrera para el flujo de personas; al instalarse en las rampas para personas con discapacidad deben tener espacios aptos para el paso de sillas de ruedas.

Bolardos: los aliados inadvertidos de la seguridad vial

Los bolardos, aliado importante de los peatones

El flujo de peatones se puede ver obstaculizado por la baja capacidad de las aceras, o por la cantidad de obstáculos en ellas. El uso de bolardos en el espacio vial debe considerar estos factores para no reducir el espacio disponible para peatones y no interrumpir los flujos de personas.

A partir de una serie de estudios conducidos en el Reino Unido por el Departamento de Transporte sobre el desempeño de los bolardos, se emiten las siguientes recomendaciones para ayudar a los diseñadores a planificar la ubicación y la disposición de los bolardos y cumplir con los objetivos operativos y de seguridad, minimizando cualquier impacto negativo en la capacidad y comodidad del área peatonal:

  • Colocar bolardos donde maximicen la distancia entre vehículos hostiles, pero sin obligar a los peatones a caminar cerca de los bordes de la carretera.
  • Identificar las líneas de deseo de los peatones, es decir, las trayectorias que siguen, considerando puntos atractores como estaciones de transporte público, centros de trabajo o destinos turísticos y comerciales.
  • Evitar colocar bolardos en áreas donde es probable que ocurran conflictos peatonales, como espacios donde las líneas de deseo de los peatones se superponen o áreas de visibilidad limitada.
  • Considerar la altura y la visibilidad de los bolardos, especialmente en condiciones de poca luz o durante las horas pico, donde una multitud puede oscurecerlos.

En DIHLA nos especializamos en mobiliario urbano de calidad y con cualidades estéticas para un diseño urbano integral; reconocemos el papel de los bolardos en la seguridad peatonal y contamos con modelos adaptables a cualquier contexto.

Bolardos: los aliados inadvertidos de la seguridad vial

 

«En la actualidad, el bolardo es una pieza de mobiliario extendida a todo el mundo, que ha cobrado auge en el diseño urbano debido a su versatilidad, ya que puede colocarse en conjunto con jardineras, luminarias, bancas y otros elementos para la delimitación de las franjas viales». 

Miguel López Moreno
Director General de DIHLA, equipamiento urbano; egresado en Economía por la Universidad Complutense de Madrid.