El Programa Municipal de Desarrollo Urbano-PMDU es el documento de planificación que establece las pautas para la organización espacial y física de las localidades de un municipio y presenta una visión global del desarrollo de su territorio. Si bien la ley no lo menciona, un plan urbano debería incluir un concepto de organización espacial que represente esquemáticamente los principales componentes territoriales que juegan un papel estructurador en términos de desarrollo, en respuesta a los desafíos, orientaciones y objetivos de desarrollo urbano y planificación, así como las interrelaciones entre ellos.
En este artículo, a partir de una breve compa- ración entre los PMDU de las dos ciudades más grandes del Estado de Yucatán, trataremos de reflexionar sobre los alcances de este instrumento para establecer y garantizar un marco de actuación integral.
Breve comparación entre los instrumentos de planificación urbana de Valladolid y Mérida
El PMDU de Mérida lo realizó el IMPLAN, tardó un año en desarrollarse y actualmente se encuentra en revisión; el de Valladolid se realizó en 7.5 meses dirigido por ONU-Hábitat y desarrollado por un equipo consultor, actualmente se encuentra en el IMDUT esperando el dictamen de congruencia. Ambos implementaron procesos participativos y respetan el esquema propuesto por el marco legal y orientaciones de la SEDATU, sin embargo, presentan diferencias notables.
Observando el nivel normativo y estratégico, el PMDU de Mérida establece los criterios y políticas aplicables al desarrollo urbano, pero desde un enfoque general y prescriptivo, lo cual responde a un nivel de zonificación primaria. Además, es importante mencionar que a pesar de que el programa tiene una visión clara hacia el 2040 con temas como vivienda, sostenibilidad, bienestar en los servicios, movilidad y resiliencia, estos no se ven reflejados en estrategias concretas que garanticen proyectos integrales bajo una perspectiva de equidad, accesibilidad, sostenibilidad, seguridad e igualdad de género.
Por el contrario, el PMDU de Valladolid, establece una direccionalidad en su política de desarrollo urbano. Esta política se basa en un modelo de zonificación secundaria construido a partir de tres ejes fundamentales: Sistema de Valores Naturales, Sistema de Centralidades y Equipamiento, y Sistema de Movilidad y Transporte. Lo relevante de este modelo es el nivel de propuestas al que se llega desde un enfoque sistémico de planeación estratégica. Por ejemplo, se definen los nuevos centros y subcentros urbanos que serán la base para fortalecer el Sistema de Centralidades propuesto; otro aspecto importante que se diferencia del PMDU de Mérida, es la vinculación entre planeación urbana y movilidad, la cual se ve reflejada en cada uno de los sistemas propuestos.
Otro aspecto que nos llama la atención es el siguiente, el PMDU de Mérida sólo reconoce la importancia del tema ambiental en el territorio, sin expresar este reconocimiento en proyectos concretos, de manera particular, su Nivel Normativo reconoce únicamente las Áreas Naturales Protegidas (ANP ́s) y las Áreas con Condicionantes Específicas, y remite los criterios de ordenación a sus respectivos programas y decretos, convirtiéndose así en un apartado reiterativo. Por el contrario, el PMDU de Valladolid integra en sus propuestas la relación ambiental urbana y establece como prioridad la vinculación entre el territorio y el medio ambiente, lo cual se ve reforzado a través de un conjunto de zonas (como política en el territorio) a restaurar, bajo un enfoque ambiental e integrado al sistema de centralidades previamente mencionado.
Otra diferencia por subrayar es el tipo de vinculación entre movilidad y planeación urbana. El PMDU de Mérida, en su modificación, aporta únicamente un cambio en la jerarquía vial, lo cual no es suficiente para orientar dicha vinculación en un proceso de desarrollo urbano. Esto deja en evidencia que la movilidad se plantea desde la gestión de usos de suelo y no desde una óptica de planeación urbana. En el caso del PMDU de Valladolid se establece un sistema orientado en desarrollar una red vial estratégica con vialidades a intervenir a corto, mediano y largo plazo, basada en principios de conectividad, accesibilidad y seguridad hacia los modos más sostenibles y menos contaminantes.
En el nivel estratégico, a diferencia del PMDU de Mérida que dedica el capítulo a mencionar la normativa y evade presentar proyectos, acciones e instrumentos, el PMDU de Valladolid parte de la consideración del diagnóstico y recursos con que se cuenta y presenta una lista de proyectos con acciones, programas e instrumentos organizados según los sistemas mencionados arriba, finalizando con una cartera de proyectos con sus presupuestos aproximados.
A modo de conclusión, podríamos decir que, mientras el PMDU de Mérida se perfila como un instrumento altamente prescriptivo, pero sin estrategias, el de Valladolid presenta un perfil más pragmático, lo que lo hace útil para la planeación urbana municipal. Ahora resta que se aplique.
Reflexiones sobre los alcances de los PMDU
· Una de las limitaciones de los PMDU se refiere al hecho de que no produce un traslado vinculante con el presupuesto de la administración correspondiente, lo cual lo convierte en letra muerta.
· Ante la situación de crisis climática que enfrentamos, se revela fundamental pensar el desarrollo ligado a la regeneración urbana, lo cual exige abordajes integrales donde los espacios físicos, social, económico y ambiental requieren tratamientos interconectados. Los PMDU deben tener un perfil integral, ecológico y urbano. Sin embargo, desde el marco legal urbano, se definen estas áreas de manera desconectadas haciendo difícil ejecutar acciones de regeneración urbana.
· Frente a la transición socio-ecológica de nuestras sociedades, la planeación urbana requiere poner en el centro de las decisiones la necesidad de reducir la huella ecológica y el peso del uso desmedido de recursos y/o de la degradación de la naturaleza (además de una explotación histórica de las personas) (3).
· Finalmente, consideramos que los instrumentos de planeación urbana deberían permitir cambios reales en los territorios, lo cual implica la necesidad de que la planeación recupere su dimensión política y social, y abandone el carácter tecnocrático del que adolece. Será necesario dar el salto a la gestión e implementación a través de esquemas de fortalecimiento de capacidades locales y gobernanza local.
«Mientras el PMDU de Mérida se perfila como un instrumento altamente prescriptivo, pero sin estrategias, el de Valladolid presenta un perfil más pragmático, lo que lo hace útil para la planeación urbana municipal. Ahora resta que se aplique».
(3) Salomón González Arellano (2021), Desvinculación ecológica de las ciudades. https://salomongonzalez.com/desvinculacion-ecologica-de-las-ciudades/
Por:
Silvana Forti. Directora del Laboratorio Urbano de la Universidad Modelo.
Eduardo de Jesús Pérez Pech. Coordinador de Movilidad Urbana del Laboratorio Urbano de la Universidad Modelo.
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