¿Nos vamos a dejar gobernar por los rankings?

Es innegable la buena calidad de vida que caracteriza a la ciudad de Mérida, incluso a algunos de sus municipios metropolitanos. Tampoco sorprende que eso la haya vuelto atractiva a propios y extraños. Un buen ejemplo de ello son las migraciones de nuevos residentes y, en específico, las así llamadas migraciones de estilo de vida (lifestyle migrations en inglés, idioma en el que se acuñó el concepto). 

En lo que va del siglo y, de forma más evidente, en los últimos 15 años, la ciudad ha sido destino de nuevos grupos que antes no figuraban como residentes visibles o demográficamente representativos. Algunos son jubilados, connacionales o extranjeros; otros son jóvenes estudiantes o trabajadores buscando oportunidades y una vida más apacible; también tenemos los tránsfugas de la violencia que se vive en otros estados del país; hay, igualmente, aventureros que consideran que el crecimiento económico de Yucatán y, en específico, de Mérida (por encima de la media nacional) son un buen indicador para iniciar nuevos negocios. 

En este crisol, el común denominador es que los nuevos residentes, estacionales o permanentes, llegaron a una ciudad tranquila, bien equipada, bella y no tan cara, si se compara con sus lugares de origen. Es una obviedad, pero se dice poco: vinieron a Mérida porque esta urbe les daba eso que estaban buscando: un mejor cuadro de vida que aquel que tenían. Pero ¿cómo se enteraron de este otrora secreto bien guardado en el Sureste de México?

¿Nos vamos a dejar gobernar por los rankings?

Mérida, con calificación sobresaliente entre las mejores ciudades para vivir

Existe una publicación digital que se llama “Habitabilidad de las ciudades”, que tiene bastante difusión nacional. La empresa que la elabora, Gabinete de comunicación estratégica (GCE), se especializa en estudios de opinión y prospectiva. Me parece que los resultados de sus pesquisas se derivan de un buen planteamiento metodológico y por ello, deben considerarse como válidos en toda su dimensión. En dicha fuente, en diferentes años, Mérida ha sobresalido en sus calificaciones entre las mejores ciudades para vivir. En el primer estudio de la empresa, en el 2013, Mérida obtuvo el tercer lugar en “calidad de vida”; ya para 2016 fue considerada el primer lugar en ese rubro y en 2019 obtuvo el tercer lugar en “habitabilidad”. En otras evaluaciones ha salido también muy bien calificada: en 2018 obtuvo el segundo lugar en “dotación de servicios públicos” y también fue segundo lugar en el rubro “Promotores”, es decir, es la segunda ciudad del país donde la gente encuestada recomienda vivir.(1) 

Ahora bien, una golondrina no hace un verano. No todo el mundo lee los resultados de Gabinete de Comunicación Estratégica ni le prestan atención a su metodología, insisto, bastante bien planteada. Entonces ¿de dónde viene ese frenesí por residir en Mérida? que para colmo ha encarecido la ciudad, particularmente en lo que respecta al precio de las construcciones y de los terrenos, al haber desatado una inusitada especulación inmobiliaria. 

Impacto en el mercado inmobiliario

En este escenario, en el mejor de los casos, estamos frente a la venta de vivienda de gama alta construida con materiales de cierta calidad, mucha de ella en condominios verticales multipropósitos, a precios elevadísimos. En el peor de los casos, estamos frente a la venta indiscriminada de “lotes de inversión”, terrenos en brega, terrenos premium en privadas y otras muchas anomalías del mercado inmobiliario que ofrecen espacios donde será difícil, incluso imposible, contar los permisos necesarios para poder construir; o bien, que quedarán semivacíos porque son tantos que no se van a habitar a su máxima capacidad ni con migraciones masivas. 

Como sea, aun así, se siguen vendiendo propiedades de toda índole, en el entendido de que existe mucha gente que está deseosa de vivir en Mérida. Lo cual es cierto, pero no numéricamente tan importante como suponen las cifras alegres de los desarrolladores. Demográficamente hablando, no es tan importante el volumen de nuevos residentes, pero sí alimenta al mercado inmobiliario y su deseo irrefrenable de ganancia. De ahí la especulación y la súbita subida de los precios. 

Rankings y reconocimientos

Si queremos seguir la pista del por qué fue revelado ese secreto de tan elevado nivel de calidad de vida en esta ciudad del Sureste mexicano, tenemos que atender publicaciones diversas, en específico, los rankings en los que aparecemos o, mejor dicho, los “reconocimientos” que la ciudad “ha obtenido”. 

MetrópoliMid ha hecho un seguimiento desde 2015 y, en este breve periodo, Mérida ha logrado un impresionante palmarés de 17 reconocimientos, los cuales, hay que decir, son de lo más diversos: algunos nacionales, otros internacionales, unos otorgados por fundaciones, otros por empresas privadas, incluso por instancias del gobierno mexicano. Los hay en distintos rubros: turismo, movilidad, vivienda, competitividad, gobernanza, habitabilidad, seguridad e incluso en medio ambiente (lo cual parece un disparate considerando que el acuífero está tan contaminado y el desmonte para nuevos desarrollos no respeta la naturaleza). Sin embargo, en este recuento, quiero destacar que la ONU, en habitabilidad, en el índice de Ciudades Prósperas, la pone en el primer puesto de Ciudad con mejor calidad de vida en 2018. 

Salvo los de instancias gubernamentales y el de la ONU, salta la suspicacia de quién y por qué da el reconocimiento o ubica a Mérida en un lugar privilegiado de su ranking. Nunca queda bien clara la intencionalidad ni los parámetros de medición ni quiénes son los jueces ni cómo Mérida ha obtenido tantos logros en tan pocos años. Parece mucha casualidad (y eso genera más dudas) que casi todos los reconocimientos hayan sido otorgados durante los actuales gobiernos estatal y municipal. Nadie pone en duda los estándares tan favorables de calidad de vida de la ciudad, sin embargo, levanta algunas sospechas de que tantos reconocimientos sean una campaña orquestada para consolidar a Mérida como una ciudad marca: un negocio inmobiliario promocionado por los propios desarrolladores, pero también apuntalado por decisiones y estrategias de marketing oficiales.

 

Los riesgos de convertir Mérida en mercancía para los rankings

Considero un error monumental gobernar el estado, y particularmente la ciudad, para los nuevos residentes o para los futuros; lo mismo quererla convertir en mercancía o en un rehén de los reconocimientos y los rankings; de ahí no pueden salir las estrategias de política pública para mantener nuestra calidad de vida. Nos estamos exponiendo a un diktat que nos podría llevar a una encrucijada como en la que ahora se encuentran ciudades marca, guardando las proporciones, como Quito, Barcelona o Venecia, incluso, otros en nuestro propio país, como Loreto o San Miguel de Allende. Todas ellas urbes de inigualable belleza y elevada calidad de vida que se convirtieron en un suplicio para sus propios residentes porque su promoción fue tal que las transformaron en centros de vivienda de grupos privilegiados con altísimo poder de compra o bien, receptáculo de hordas de residentes estacionales o visitantes temporales, pasando una factura elevadísima a la ciudad, su patrimonio cultural y natural y, en especial, los ciudadanos comunes que viven ahí.

¿Nos vamos a dejar gobernar por los rankings?

Considero un error monumental convertir la cuidad en mercancía o en rehén de los reconocimientos y los rankings. Esto nos podría llevar a una encrucijada como en la que ahora se encuentran ciudades marca, guardando las proporciones, como Quito, Barcelona o Venecia, incluso, otros en nuestro propio país, como Loreto o San Miguel de Allende. Todas ellas urbes de inigualable belleza y elevada calidad de vida que se convirtieron en un suplicio para sus propios residentes porque su promoción fue tal que las transformaron en centros de vivienda de grupos privilegiados o bien, receptáculo de hordas de residentes estacionales o visitantes temporales, pasando una factura elevadísima a la ciudad, su patrimonio cultural y natural y, en especial, los ciudadanos comunes que viven ahí.

 

(1) https://gabinete.mx/index.php/es/ciudades-mas-habitables-2019

https://gabinete.mx/images/estudios/2013/DOSSIER_ciudades_mas_habitables_2013.pdf

https://gabinete.mx/index.php/es/ciudades-mas-habitables-2018

https://gabinete.mx/images/estudios/2018_ciudades/ciudades_mas_habitables_2018_ejecutivo.pdf

https://gabinete.mx/images/estudios/2016/ciudades_mas_habitables_2016.pdf

Ricardo López Santillán
Licenciado en Sociología por la UNAM. Maestro y Doctor en Sociología por la Université de la Sorbonne Nouvelle-Paris III. Investigador titular en el CEPHCIS UNAM en Mérida.

lopezsantillan@cephcis.unam.mx