Más allá de los premios

Cada cierto tiempo vemos en los medios de comunicación y redes sociales noticias sobre premios y reconocimientos otorgados a las autoridades municipales, o rankings donde Mérida aparece como la mejor ciudad en cierta actividad o rubro. Dado el impacto mediático que generan ese tipo de notas, suelen servirles a los alcaldes o gobernadores como herramientas para posicionar su carrera política… ¿pero qué tanto refleja realmente la calidad de vida y desarrollo en Mérida? 

Los premios, reconocimientos y certificaciones desempeñan un doble propósito ya que, además de abonar a la imagen pública del político, pueden servir como incentivos para que las administraciones locales implementen políticas públicas que garanticen el Derecho a la Ciudad, a una movilidad segura y a un ambiente saludable. Todo depende de los criterios de evaluación y de la neutralidad de las instituciones que certifican o emiten esos premios. 

Las distinciones que ha recibido Mérida

Para el caso de Mérida, entre 2016 y 2022 se identificaron 35 distinciones de los cuales 10 fueron emitidas por revistas, 12 por organizaciones no gubernamentales, 5 por una red de alcaldes, 4 del sector gobierno, 2 por agencias supranacionales y 2 por empresas de consultoría. En tan sólo 8 de esos premios o distinciones (22% del total), se les encontró alguna metodología o criterios de evaluación. Respecto a los reconocimientos en los que no se encontraron criterios de evaluación, más de la mitad corresponden a revistas y portales web sobre temática de turismo, así como de asociaciones de alcaldes, pero esta ausencia de información también se detectó en algunos reconocimientos otorgados por ONGs y agencias supranacionales.  

Más allá de los premios

El riesgo que pueden implicar estos reconocimientos 

Al no haber transparencia en los procesos de evaluación, resulta imposible comprobar la veracidad del ejercicio por terceras personas, lo que se presta a la subjetividad o parcialidad. Otro de los problemas que se observan es que algunos reconocimientos realizados por organismos internacionales se basan únicamente en información de gabinete proporcionada por la misma autoridad objeto de evaluación, con datos sesgados que no reflejan cabalmente la realidad local. 

Lo anterior puede tener serias repercusiones ya que, por un lado, se otorgan a las autoridades distinciones que en realidad no se merecen y, por el otro, supone un golpe mediático en contra de las demandas y luchas de las organizaciones locales genuinamente preocupadas en temas urbanos y ambientales. Cítese el caso del reconocimiento concedido en 2018 por la Urban Housing Practitioners Hub (UHPH) al Ayuntamiento de Mérida por el Programa Municipal de Desarrollo Urbano, pese a que dicho instrumento presenta graves deficiencias y omisiones en materia de planeación y movilidad, y con decenas de quejas de colegios y organizaciones sociales yucatecas. 

De ahí la importancia de la transparencia en la metodología y que los responsables de evaluar se desempeñen bajo los principios de objetividad, confiabilidad, validez, transparencia y autenticidad. 

Más allá de los premios

La importancia de las organizaciones de la sociedad civil 

Los organismos de la sociedad civil locales debemos desempeñar el papel de revisar el rigor técnico de las evaluaciones o certificaciones y contrastarlo con la realidad local y, en caso de encontrar discrepancias, revisar el historial e intereses de las instituciones o empresas que están detrás de esos rankings, premios o certificaciones para, si las circunstancias lo permiten, entablar comunicación con estas organizaciones, emitir retroalimentaciones y mejorar sus procesos de evaluación. 

Los premios, reconocimientos y certificaciones pueden servir como incentivos para que las administraciones locales implementen políticas públicas que garanticen el Derecho a la Ciudad, a una movilidad segura y a un ambiente saludable. Todo depende de los criterios de evaluación y de la neutralidad de las instituciones que certifican o emiten esos premios.

Eduardo Monsreal Toraya

 

Más allá de los premios

Más allá de los premios: la producción vivienda en la Zona Metropolitana de Mérida, 2000-2020

Anteriormente hemos visto cómo se ha construido vivienda en la periferia de Mérida, de manera que ha sobrepasado nuestras necesidades; vivienda que no tiene un uso determinado, que está desocupada. Ahora nos centramos en analizar la producción habitacional para fines de venta en la Zona Metropolitana de Mérida (ZMM) a partir del año 2000, cuáles son las instituciones productoras de vivienda y sus cualidades. 

Básicamente, veremos cuatro organismos que producen vivienda: el Instituto del Fondo Nacional de Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT), el Fondo de la Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (FOVISSSTE), la Secretaría Hipotecaria Federal (SHF) y la Banca. Los datos aquí expuestos se sacaron del Sistema Nacional de Información e Indicadores de Vivienda (SNIIV). 

Más allá de los premios

Cambios en el modelo de construcción de vivienda

A partir del año 2000, vinieron cambios significativos en la construcción habitacional. Las dos instituciones públicas que venían trabajando de años atrás son el INFONAVIT y el FOVISSSTE; éstas, con el dinero de los trabajadores, otorgaban créditos para comprar, construir o remodelar sus viviendas. También tenemos la CONAVI y FONHAPO, pero tienen muy poca capacidad, por esa razón no la incluimos en el análisis. Antes del año 2000, INFONAVIT y FOVISSSTE buscaban los terrenos donde se iba a construir y realizaban toda la supervisión de forma muy detallada. Cuando se transformó, empezaron a desempeñarse como bancos hipotecarios para sus derechohabientes, sólo dan los recursos a las constructoras. Esto generó que la ciudad se expanda, los terrenos más baratos están alejados de la ciudad, las constructoras consiguen terrenos económicos y construyen de forma económica.  

El INFONAVIT es mucho más complejo que el FOVISSSTE, tiene una capacidad mucho más amplia. Sin embargo, las dos instituciones se fueron adecuando hacia el modelo neoliberal, donde sólo los que tienen ingresos para pagar las deudas son sujetos de crédito. El INFONAVIT tuvo programas especiales para las personas que menos ganaban. Siguiendo con su política, en el año 2015 se empezaron a aceptar a clientes para compra de una segunda casa. Ya con esto se desvanece la idea de que todos los mexicanos tengan casa.   

En 2002 se creó la SHF, con recursos del Gobierno Federal, del Banco de México, de las agencias internacionales (Banco Interamericano de Desarrollo y Banco Mundial), así como con recursos propios. El organismo tiene la atribución de administrar los recursos “privados” que se orientan a producción de vivienda, y el desarrollo de los estudios para incursionar en el mercado de capitales. Situación que ocurrió cuando se realizó la primera emisión de valores respaldados por hipotecas, año que fue inmediatamente después de su creación. 

Las SHF trabajó con las Sociedades Financieras de Objeto Limitados (Sofoles) y, posteriormente, las de Objeto Múltiple (Sofomes), y con la Banca (tales como Bancomer, Scotiabank, HSBC, etc). Los Sofoles y la Sofomes que, desde 1995 venían trabajando, desaparecieron en 2013. La Banca, que desde 1970 ya operaba créditos hipotecarios, en el presente siglo empezó un desenvolvimiento acelerado. En el año 2000 abarcaba menos de 20% de la vivienda que se producía, hoy podemos decir que ha crecido hasta alcanzar el mismo monto de recursos que el INFONAVIT. Esta organización, de 2013 a 2020, destinó 27,945 millones de pesos, en tanto la Banca gastó un total de 27,095 millones. Son los dos organismos que ejercieron el mayor porcentaje de gastos en vivienda. 

Más allá de los premios

Es importante señalar que, en el mismo período, la Banca participó con el 20.32% de acciones de crédito, de las cuales 40.74% del total de los créditos se les dieron a los habitantes de 12 y más Unidades de Medida y Actualización (UMA). Es la institución que más recursos otorga a la población de ingresos altos. En cambio, el INFONAVIT participó con 51.60% acciones crédito, de los cuales 49.46% se le otorgó a población con ingresos de 2.6 o menos UMAs. Un gran número de los créditos son cofinanciamientos, o bien son programas de mejora de la vivienda, o son vivienda nueva en zonas alejadas de la ciudad. 

Sumado a lo anterior, tenemos que el INFONAVIT dio 27.60% para créditos con cofinanciamiento y subsidio, y 72.40% lo dio en créditos individuales. Esto nos indica que los créditos de esta Institución son muy bajos, que tienen que complementarse con subsidios de otras instituciones financieras. En tanto que la Banca dio 7.20% de cofinanciamientos y subsidios, y 92.80% de créditos individuales. 

Hoy nos preguntamos cómo vende el INFONAVIT y la Banca, si más de la mitad de la población del país vive en la pobreza. Es significativo que hay un número importante de población que adquiere casas para vivir. Sin embargo, hay un número importante de familias de clase media o alta, que adquiere casas de los ingresos que no va a utilizar, tiene un excedente de ingresos y busca donde invertirlo. El Censo de Vivienda del 2021, en Yucatán, dice que la población con ingresos de 12 UMAs y más, está pagando una segunda vivienda, es el 12%. Es una manera de hacerse de bienes y por tanto de recursos. 

Es de destacar que, durante este período, se dieron 169,425 acciones de crédito, que abarcaron un total de 64,423 millones de pesos. Los Bancos, a partir del año 2002, ya contaron con la financiarización, es decir, vendían los activos a las casas de bolsa. El INFONAVIT en 2004, y el FOVISSSTE en 2009, empezaron a venderlos con la finalidad de obtener más dinero y seguir construyendo. A esto último se le llamó titulización. Esto, que en otras latitudes puede ser muy conveniente, no lo es en nuestra ciudad, donde el mercado está sobresaturado. 

Más allá de los premios

Los reconocimientos de Mérida en materia de vivienda

Mérida ha recibido varios galardones por su capacidad para construir vivienda. En 2018 ganó el concurso de la Vivienda al Centro de la Nueva Agenda Urbana; en 2019 el galardón Francisco Villarreal Torres; en 2020 una de las tres ciudades grandes para invertir; y en 2020 el galardón Manuel Torres Serranía. Es preciso tener en cuenta de dónde vienen los premios. Éstos son de grupos y asociaciones que forman los alcaldes de México, y de ONU-Hábitat que, no es que nos sean importantes, pero no abarcan una gran comunidad de alcaldías ni de ciudades. 

La sobreproducción de vivienda se sigue dando en la ZMM, además hay un fuerte déficit en materia de agua y de otros servicios para la vivienda, y sobre todo hacinamiento; es preciso bajar todo esto. Es necesario considerar si este modelo es el que necesita la población, o si queremos instituciones fuertes que representen los intereses de la gente en cuanto a forma de vivienda, en el lugar donde se construye, y en cuanto al dinero que se da en préstamo. Esto es lo más visible, pero también hay que considerar la organización y funcionamiento de las instituciones públicas y privadas.

La sobreproducción de vivienda se sigue dando en la ZMM, además hay un fuerte déficit en materia de agua y de otros servicios, y sobre todo hacinamiento; es preciso bajar todo esto.

Dra. Susana Pérez

MetrópoliMid
MetrópoliMid es una plataforma de sensibilización e incidencia en el desarrollo urbano, cuyo objetivo es impulsar la planificación y el desarrollo sostenible de Mérida. Nuestra misión es generar sinergia para impulsar el conocimiento, las acciones y el crecimiento sostenible para Mérida.

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