Entrevista a María José Roche Cano
Los colores neutros son capaces de acercarse a los demás y combinar bastante bien con ellos. Se neutralizan y dan, a la vez, fuerza a otros tonos. Transmiten serenidad, su energía es leve, armoniosa y cándida. Los colores neutros son de acción, acción bien conducida.
El negro, la ausencia de color
El primero es el negro, que más que un color es la ausencia de éste. Al no contener pigmento, la fuerza llamativa, es un color que se adhiere a otros. Es como una bisagra de fuerza que concatena a los demás, a los coloridos. Se le relaciona con el Oeste, donde se pone el sol.
A los humanos siempre nos hace falta tiempo para la reflexión, y con el negro podemos encontrar un punto reflexivo, sereno y fuerte. Si algo nos pesa es posible que lo sintamos “negro”. De ahí, sólo podemos partir a un violeta que nos renueve.

El blanco, la totalidad del color
Sin duda, el gran compañero del negro es el blanco, que es la totalidad del color. Juntos, blanco y negro, crean todos los tonos de gris posibles. Así, el gris que a veces lo notamos anodino, es más bien un tono equilibrante que proporciona armonía.
¿Has notado que las calles de las ciudades modernas están plagadas de automóviles grises? No es porque sea una reminiscencia de la plata, ¡nada de eso! Es porque es un color que propicia armonía, y lo armónico se busca mucho más de lo que nos imaginamos en la era en que vivimos.

Otros colores neutros
Algunos marrones son parte de los tonos neutros. Tienen una relación directa con la tierra, con todo aquello que produce asiento y concordia. Se pueden asociar a la fertilidad cuando cerramos círculos vitales en el quehacer o devenir humano. Están presentes en momentos de etapas conclusivas, y son capaces de abrir opciones con sentido fértil, como la tierra misma. Los marrones son un campo despejado para la siembra. Dentro de los colores neutros, también están los dorados y plateados.
La gama de los siete colores en armonía
Para concluir, me resta compartir que, cuando observamos la gama de los siete colores en armonía, podemos decir que el amarillo, sabio, conduce al amor, el rosa/rojo; y estos se asientan a su vez en la pureza del ser: el blanco. Propician, al mismo tiempo, la sanidad con el verde, dando pie a la paz activa del naranja. Todos se apuntan y apoyan para mejores cambios cuando estos son necesarios, con el violeta, y descansan con los tonos de azul que son voluntad certera y confianza.
La confianza que nos da pie a la gama de azules es algo muy importante hoy día. Vivimos un mundo convulso y que necesita apaciguarse con el conocimiento y la energía de cada color, de todos los colores.

