Entre los beneficios de las Normas Oficiales en México, destaca proteger a las personas de los principales riesgos identificados por el gobierno, garantizar su seguridad y salud, así como fomentar el cuidado del medio ambiente.
El pasado 12 de abril se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Norma Oficial Mexicana (NOM-004-SEDATU-2023) Estructura y Diseño para Vías Urbanas. Especificaciones y Aplicación; que tiene una relevancia fundamental para mejorar las condiciones de movilidad en las ciudades mexicanas, basada en la seguridad de las personas.
La Jerarquía de la Movilidad
La anterior normatividad se enfocaba en los desplazamientos de vehículos motorizados, mencionando a peatones o ciclistas solo para proponer cómo controlar su comportamiento en la vía pública, y que éste no afectara la fluidez de los automóviles. Se trata de una tendencia del siglo pasado que, desgraciadamente, muchos defienden.
Por el contrario, la NOM-004-SEDATU-2023 plantea “establecer estándares para calles peatonales, infraestructura ciclista, para la pacificación del tránsito en calles secundarias, en zonas de valor histórico, trazo de arterias y vías de circulación continua”.
Esta normatividad incluye la Jerarquía de la Movilidad, que expone que el diseño vial deberá favorecer “en todo momento a las personas, los grupos en situación de vulnerabilidad y sus necesidades, garantizando la prioridad en el uso y disposición de las vías, de acuerdo con la siguiente jerarquía: primero las personas peatonas, con un enfoque equitativo y diferenciado en razón de género, personas con discapacidad y movilidad limitada; en segundo lugar las personas ciclistas y usuarias de vehículos no motorizados; en tercero las personas usuarias y prestadoras del servicio de transporte público de pasajeros; en cuarto lugar las personas prestadoras de servicios de transporte y distribución de bienes y mercancías, y por último, las personas usuarias de vehículos motorizados particulares”.
Esta situación se aplica de forma inversa en las ciudades mexicanas.
La NOM-004-SEDATU-2023 plantea “establecer estándares para calles peatonales, infraestructura ciclista, para la pacificación del tránsito en calles secundarias, en zonas de valor histórico, trazo de arterias y vías de circulación continua”.
Simplificación de los tipos de vialidad
La NOM-004-SEDATU-2023 simplifica los tipos de vialidad, resumiéndolos en tres categorías: primarias, secundarias y terciarias. Las vialidades primarias son todas aquellas arterias de mayor flujo vehicular y se identifican dos tipos: las de circulación continua que permiten una velocidad máxima de 80 km/h; y las principales, cuyo límite de velocidad son 50 km/h. De las primeras derivan las vialidades secundarias, con máxima de 30 km/h; y las terciarias, también de máxima 30 km/h, que pueden ser peatonales.
Esto tiene gran trascendencia. La velocidad máxima permitida en toda la zona urbana de Mérida —según esta Norma—, deberá ser de 50 km/h en vías primarias (actualmente permanecen los 60 km/h) y 30 km/h en el resto de las vialidades (hasta la fecha permanecen los 40 km/h). La mayoría de las vialidades de Mérida son terciarias, y muchas de ellas tienen espacio de sobra para rediseñar sus dimensiones y ganar espacio para las banquetas, que podrían gozar de más arborización al reducir los carriles de circulación vehicular para garantizar bajas velocidades.
¿Qué pasa con el periférico de Mérida?
El periférico es la única vía de circulación continua en Mérida, y debería permitir —según la nueva Norma— una máxima de 80 km/h, aunque, por el hecho de haber sido “absorbida” por la ciudad, ya debería convertirse en una vialidad principal y reducir la máxima velocidad a 50 km/h. Esto implicaría sacrificar su relativa “eficiencia” a cambio de reducir significativamente la pérdida de vidas de la gente que diariamente lo cruza. La ganancia es, por demás, deseable.
El periférico es la única vía de circulación continua en Mérida, y debería permitir —según la nueva Norma— una máxima de 80 km/h, aunque, por el hecho de haber sido “absorbida” por la ciudad, ya debería convertirse en una vialidad principal y reducir la máxima velocidad a 50 km/h.
Reducir la velocidad: la clave para reducir la mortalidad en hechos de tránsito
Esta nueva normatividad hace mucho énfasis en reducir la velocidad, pues es algo que muchas ciudades han aplicado para reducir e incluso excluir la mortalidad en hechos de tránsito. ¿Qué ciudad no aspiraría a esto? El documento menciona la necesidad de promover velocidades que generen espacios más agradables, seguros y que incentiven el uso de modos de transporte más sostenibles. Mejorar en comodidad y seguridad los espacios para caminar y usar bicicleta en una ciudad, induce más desplazamientos de estas modalidades y, por consiguiente, desincentiva el uso del automóvil.
Sobre los peatones, se promueve en esta nueva Norma la conformación de una “red de espacios estanciales y de tránsito que estructuren los desplazamientos dentro de los asentamientos humanos. El diseño de las redes peatonales principales debe generar contextos de seguridad y comodidad que incentiven los desplazamientos peatonales y ofrecer condiciones que reduzcan el ruido y la contaminación, dar protección a la persona peatona frente a los vehículos motorizados”. Esta normatividad menciona que el ancho recomendable de las banquetas no debe bajar de 4 metros en calles primarias, 3.30 en secundarias y 2.50 en terciarias… muy pocas calles cuentan con esta amplitud de banquetas en Mérida.
El ancho recomendable de las banquetas no debe bajar de 4 metros en calles primarias, 3.30 en secundarias y 2.50 en terciarias… muy pocas calles cuentan con esta amplitud de banquetas en Mérida.
Las zonas de tránsito mixto
Finalmente, quiero hacer referencia a un nuevo concepto que puede marcar la diferencia entre lo que conocemos como “la calle” y lo que puede ser un verdadero “espacio público”. Me refiero a las zonas de tránsito mixto, que se describen como “una vía o un conjunto de calles locales en las que se da prioridad a la circulación peatonal sobre el tránsito de vehículos, su característica principal es la supresión de la geometría, es decir, no existen banquetas y arroyo vial, por lo que la circulación de las personas usuarias se realiza en una plataforma única, evitando trayectorias lineales para los vehículos motorizados y eliminando todos los dispositivos para el control del tránsito por lo que se genera una incertidumbre en las personas conductoras sobre el espacio por el que deben circular, y en consecuencia, el desplazamiento de estos se realiza a menos de veinte kilómetros por hora”.
Llegar a estos niveles en las vialidades de tránsito local es pasar a una nueva dimensión de ciudad, donde la ciudadanía ahora sí será la protagonista, un verdadero “paraíso urbano”. Mérida tiene las dimensiones en sus vialidades para poder lograr esta transformación y recuperar así la tranquilidad y los ambientes saludables.
Una ciudad para la gente siempre será posible.