Mérida es una ciudad que pasa por diversos procesos de transformación urbana. Con esto no sólo me refiero a aquellos de carácter físico-espacial asociados a su expansión territorial, sino también a los cambios cualitativos. Estos últimos pueden orientar el desarrollo urbano a partir de visiones de vanguardia. Es muy probable que los lectores sean familiares a conceptos como derecho a la ciudad, prosperidad urbana, ciudad creativa, entre otras nociones que apuntan hacia la innovación urbana. Una de esas visiones contemporáneas se conoce como Ciudad Inteligente (Smart City, en inglés).
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), una Ciudad Inteligente(2) es aquella que coloca a las personas en el centro del desarrollo, incorpora tecnologías de información y comunicación en la gestión urbana y usa estos elementos como herramientas para estimular la formación de un gobierno eficiente que incluye procesos de planificación colaborativa y participación ciudadana. Los promotores de este enfoque señalan que las Ciudades Inteligentes se vuelven más innovadoras, competitivas, atractivas y resilientes, mejorando así la vida de sus habitantes.
Antecedentes
Con esa noción de desarrollo integrado y sustentable, el BID busca identificar proyectos estratégicos que permitan transformar las ciudades de América Latina y el Caribe en Ciudades Inteligentes. Para tal fin, el BID, en colaboración con la firma consultora Deloitte(3), ha desarrollado una metodología de evaluación de la capacidad de las ciudades para ser inteligentes, y ha seleccionado diez municipalidades en América Latina para llevar a cabo tal medición, siendo Mérida una de ellas.
En el otoño de 2020, los representantes del BID contactaron a las autoridades municipales y estatales para invitarlos a participar en esta evaluación de la capacidad de Mérida para ser una Ciudad Inteligente. Además, debemos recordar que el Gobierno del Estado de Yucatán acordó que Mérida fuera la sede de la Exposición y del Congreso Smart City LATAM(4), al menos durante tres años, de 2020 a 2022, lo cual es una muestra del interés y compromiso con la temática.
Metodología
Existen varias metodologías europeas y norteamericanas para evaluar la capacidad de las ciudades para ser inteligentes (Smart Maturity); sin embargo, no resultan adecuadas para reflejar la realidad de las ciudades de América Latina y el Caribe. Por esa razón el BID contrató a Deloitte para generar una metodología propia, en conjunto, enfocada en la realidad de esta región que, además de permitir conocer el nivel de madurez de las ciudades, contribuya a identificar áreas de oportunidad para desarrollo, proyectos estratégicos y mecanismos de acceso a financiamiento.
La metodología de evaluación se compone de dos áreas: dimensiones e infraestructura. Las dimensiones definen las áreas funcionales mediante las cuales se gestionan los servicios de la ciudad inteligente y se utilizan para evaluar el grado de adopción tecnológica para la prestación de servicios. La infraestructura se refiere a la infraestructura física y digital disponible y considera la capacidad de la ciudad para capturar datos, sus características y los análisis que se realizan con ellos.
La primera área, o evaluación de las dimensiones (seis temas prioritarios) se realiza a partir de la revisión de capacidades y de adopción tecno- lógica. Estas dimensiones son: Medio ambiente (Acceso al agua, Contaminación, y Energía); Movilidad (Accidentalidad, Planeación del transporte, Tráfico, y Transporte urbano); Economía (Desarrollo económico local, Gobierno digital, y Turismo); Seguridad (Seguridad ciudadana, y Resiliencia urbana); Estilo de vida (Inclusión social y diversidad, Vivienda y desarrollo urbano, y Salud); y Educación (Talento, Infraestructura educacional, y Brecha digital).
En el caso de Mérida, la evaluación de las capacidades establece el grado en el que las instituciones públicas utilizan la tecnología de información y comunicación; tienen un área para coordinar, impulsar y dar seguimiento a iniciativas; identifican actores clave y redes de relaciones para desarrollar proyectos; cuentan con recursos humanos capacitados, herramientas tecnológicas actualizadas y recursos financieros suficientes para la gestión; disponen de presupuesto, incentivos fiscales, aportaciones y diversas modalidades de financiamiento; y cuentan con un marco legal favorable para el desarrollo de proyectos inteligentes a nivel de ciudad.
La evaluación de la adopción tecnológica se refiere al grado en que la ciudad utiliza la tecnología para planificar y proporcionar servicios diseñados para mejorar la gestión urbana y la interacción con los ciudadanos, así como a la penetración que la tecnología tiene en la ciudad.
La segunda área, o evaluación de la infraestructura tecnológica disponible y utilizada para análisis de datos y desarrollo de proyectos inteligentes, se hace a través de la disponibilidad y características de cada tipo de infraestructura. Para la evaluación de la infraestructura física, se debe conocer la situación o estado de servidores, conexión alámbrica, inalámbrica y de última milla, así como la conexión internacional (cable sub- marino) en las ciudades que aplica. Para la infraestructura digital, se revisan bases de datos, sistemas de análisis de datos, sistemas en nube y plataformas de gestión integrada. A lo anterior se suma el potencial de datos, es decir, áreas que generan datos, características de los datos generados y análisis realizados con los mismos.
La metodología incorpora la evaluación de resiliencia, es decir, la capacidad de la ciudad para hacer frente a crisis o emergencias naturales, sanitarias u otro tipo, y garantizar la continuidad de los servicios públicos, a través del uso de las tecnologías.
A fin de recolectar la información y analizar los datos, y como primera aproximación a la evaluación, se consideró conveniente enfocar el estudio en las capacidades institucionales del sector público. Para facilitar el proceso de acopio de información local, los enlaces designados fueron la Secretaría Técnica de Planeación y Evaluación (SEPLAN) y el Instituto Municipal de Planeación de Mérida (IMPLAN).
A fin de tener información actual y estratégica respecto de la utilización de tecnologías de información y comunicación en el desarrollo de proyectos inteligentes en cada una de las dimensiones de estudio, se invitó a los titulares de las dependencias públicas afines a cada temática. A cada uno de ellos se les envió una presentación ejecutiva explicando la metodología de evaluación, así como un cuestionario sobre las capacidades institucionales en la materia. Posteriormente, se concertaron entrevistas individuales, vía remota, para enriquecer y validar la información enviada.
Avance del proceso
La recolección de la información ha concluido y el análisis de los datos está a punto de terminar. Entiendo que la versión preliminar del reporte técnico e informe de resultados está muy avanzada. Será cuestión de ser pacientes para conocer la evaluación de la capacidad de Mérida para ser una Ciudad Inteligente, así como recomendaciones puntuales para que avance en ello. Lo bueno es que eso dará pie a la continuación de este artículo.
¿Qué sigue?
Aprovechando la evaluación de la madurez de las capacidades de Mérida que impulsa el BID con la coordinación de Deloitte y la colaboración de las autoridades estatales y municipales, la ocasión es propicia para reflexionar acerca de la visión que orienta el desarrollo de nuestra ciudad y sus comunidades. Aunque es innegable que la atención a otras prioridades urbanas representa el mayor esfuerzo de los actores clave, también es estratégico incorporar en la conversación cotidiana de la sociedad civil, en la discusión académica, en la agenda empresarial, en los planes y programas institucionales y en la política pública tanto la innovación urbana como las alianzas que hagan posible el logro de las transformaciones urbanas estratégicas. Y conste que no estoy hablando del futuro, sino del presente.
Para concluir, me parece importante reiterar que el enfoque de Ciudad Inteligente no se refiere únicamente a la adopción de la tecnología más moderna, sino a las transformaciones necesarias para incorporar la tecnología a fin de estimular una gestión urbana más eficiente, transparente y participativa que pone a las personas en el centro de la atención. No sólo se trata de un enfoque tecnológico, se trata de un enfoque multidimensional y complejo que busca transformar los procesos urbanos a fin de mejorar la calidad de vida de las personas.
«Ciudad Inteligente no se refiere únicamente a la adopción de la tecnología más moderna, sino a las transformaciones necesarias para incorporar la tecnología a fin de estimular una gestión urbana más eficiente, transparente y participativa que pone a las personas en el centro de la atención».
Referencias:
(1) Con autorización de uso de información del Banco Interamericano de Desarrollo y de la consultora Deloitte. Agradezco la colaboración de María Paloma Silva de Anzorena, Mauricio S. Bouskela y Hallel Elnir del Banco Interamericano de Desarrollo; de Alfredo Molina Ledesma y Julio López Ramírez de Deloitte-México; y de Héctor Sánchez Tirado de la Secretaría Técnica de Planeación y Evaluación del Gobierno del Estado de Yucatán.
(2) www.iadb.org/SmartCities.
(3) Parte de la red internacional DTTL: Deloitte Touche Tohmatsu Limited.
(4) Este año, el evento se llevará a cabo del 5 al 14 de octubre, en modalidad mixta. Información ofrecida por Manuel Redondo, presidente de Fira Barcelona-México.
Edgardo Bolio Arceo(1)
Director del Instituto de Planeación Municipal de Mérida, IMPLAN
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