El pasado lunes 24 de octubre abrió sus puertas en Munich, Alemania, la trigésima tercera edición de Bauma, la feria comercial y exposición sobre maquinaria, vehículos y equipo de construcción, materiales y minería, más grande del mundo.
Sus 614,000 metros cuadrados de exhibición entre espacios interiores y exteriores, con más de tres mil expositores de 58 países del planeta, están recibiendo a mas de 450,000 visitantes con que esperan cerrar mañana domingo que baje el telón.
Desde la última edición de 2019, el mundo ha dado un vuelco hasta quedar de cabeza, no solamente por la pandemia, de la que aún quedan remanentes, sino también por la invasión rusa en Ucrania, la crisis de refugiados, un crítico fenómeno inflacionario global que ha golpeado a todos los sectores, y la escasez de mano de obra calificada. En México, la industria de la construcción se ve amenazada también por una disminución crónica de la inversión en infraestructura, por la asignación de un muy alto porcentaje de los contratos de obra pública mediante asignación directa, y por la irracional e ilegal decisión de entregar a la responsabilidad de las fuerzas armadas, numerosos y muy grandes proyectos de construcción.
Ante un entorno complicado e incierto, las cámaras y organismos relacionados con la industria de la construcción, están tratando de encontrar una fuente de inspiración y renovado optimismo para dejar atrás esta crisis. Los tópicos en los que está enfocada esta edición de Bauma, y que deberíamos estar debatiendo en todo el mundo, pasan necesariamente por determinar cuáles serán los métodos y materiales de construcción del futuro, por trazar el camino hacia las máquinas autónomas, hacer de la minería una actividad sostenible, eficiente y confiable, la digitalización de los procesos y sitios de construcción, y establecer la ruta hacia las cero emisiones.
Las conversaciones tienen que colocar en el centro a la transición energética y a soluciones innovadoras para la descarbonización del sector.
En los últimos meses, los fabricantes de maquinaria pesada de construcción habían estado presentando avances en el proceso de electrificar estos grandes monstruos, anunciando cada día nuevos modelos que utilicen la energía eléctrica como fuente de fuerza motriz. Pero en especial está ocurriendo algo muy interesante en Bauma, ya que prácticamente todos los fabricantes están presentando ahí cientos de máquinas eléctricas e híbridas, ya sea que estén equipadas con baterías o con celdas de combustible que utilicen hidrógeno.
Marcas globales muy famosas y utilizadas en México como Caterpillar, Komatsu, CASE, Volvo, John Deere, u otras menos conocidas en nuestro país, están incorporando al mercado una gran cantidad de equipos con los que están derribando el mito de que las baterías solamente podrían proveer energía a máquinas compactas. Hoy están en exhibición en Munich, excavadoras de 20 toneladas 100 por ciento eléctricas, y que con cargadores de la potencia adecuada, podrían cargar sus baterías en un lapso menor a 1.5 horas.
Semejante demostración de poder, no deja dudas de que así como ya está avanzando la electrificación de la movilidad vehicular, también el futuro de las máquinas y equipos de construcción, será eléctrico.