Entrevista al ingeniero Carlos Estrella, presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Yucatán
El agua potable debe de entenderse dentro del ciclo del agua. Si el agua es para uso, y viable para el consumo humano, se llama potable; pero hay agua que se usa para la industria o la agricultura, y también es importante tomarla en cuenta.
Por otro lado, está el tema del desecho. ¿Qué sucede una vez utilizada el agua?, ¿qué pasa con las aguas residuales que se están vertiendo al subsuelo?
En la Península de Yucatán, el suelo es kárstico, es como si se tratara de una inmensa piedra pómez, debido a su origen marino. Esto ocasiona que todo lo que vertemos se infiltra. Por ello es indispensable disminuir la contaminación, ya que las aguas se infiltran hasta los mantos donde también extraemos el agua que utilizamos. Hablando de aguas residuales domésticas, ya hay tecnología y sistemas más rigurosos para tratarlas previamente.
En Yucatán: al agua únicamente se le aplica cloro
La Comisión Nacional del Agua es la responsable de otorgar la concesión para extraer agua a través de pozos, así como para desechar el agua residual al subsuelo.
En el caso de Yucatán, al agua que llamamos potable, únicamente se le aplica cloro. Es decir, sólo se desinfecta y así se suministra, a diferencia de otras partes del país donde reciben tratamientos más complejos, por ejemplo, para suavizarla o retirarle el carbonato de calcio.
Tuberías con más de 50 años de antigüedad y enormes fugas
En el caso de Mérida –similar a la mayoría de los sistemas de los otros 105 municipios–, existen tuberías que tiene más de 50 años de antigüedad, incluso hay tuberías de asbesto, viejas, cristalizadas, que se rompen cuando se utilizan bombas más potentes para conducir el agua a las viviendas.
Lo mismo sucede con los cárcamos o tanques de regularización, donde se almacena el agua que se extrae de los pozos, que están muy viejos y tienen fisuras.
Las fugas en la red de agua potable desperdician entre el 60% y el 70% de toda el agua producida, costo que le están cargando al usuario.
Se requiere urgentemente un plan a largo plazo para ir renovando tuberías e intervenir sectores completos de la ciudad de manera gradual y organizada.
Las fugas en la red de agua potable desperdician entre el 60% y el 70% de toda el agua producida, costo que le están cargando al usuario.
El problema de la responsabilidad entre los niveles de gobierno
Uno de los principales problemas para invertir recursos y operar un plan de renovación del sistema de agua potable, está precisamente en la confusión de atribuciones entre el Gobierno del Estado y el Ayuntamiento.
La JAPAY es una dependencia estatal, pero considero que la autoridad municipal tiene la responsabilidad de gestionar que los meridanos tengamos mejor servicio de dotación del agua potable, coordinando acciones, invirtiendo recursos o aplicando estrategias para mejorar el sistema a largo plazo.
La planeación urbana y la calidad del agua
Necesitamos una ciudad más compacta para que sea factible poder modernizar la infraestructura relacionada con el agua. Mientras más nos sigamos expandiendo horizontalmente, más complicado será mantener redes de agua potable o de drenaje.
De ahí la importancia de la planeación articulada. Muchos consideran que densificar es hacer torres o rascacielos, y no, estamos hablando de una densidad controlada como hay en ciudades bastante desarrolladas en México o en Europa, con una densidad planeada que te permite orientar ese tipo de servicios, este tipo de infraestructura, el transporte público, la accesibilidad.
Necesitamos una ciudad más compacta para que sea factible poder modernizar la infraestructura relacionada con el agua. Mientras más nos sigamos expandiendo horizontalmente, más complicado será mantener redes de agua potable o de drenaje.
La importancia de contar con estudios de factibilidad
Cuando hablamos en otra ocasión del ciclo de proyectos, recalcamos la importancia de considerar el impacto del proyecto en su entorno urbano. Muchos proyectos generan beneficios, pero también generan impactos negativos aún mayores. El proyecto del nuevo estadio que se estuvo anunciando, por ejemplo, ¿qué impacto iba a causar en términos de movilidad, de infraestructura urbana o de transporte? Quizá ese impacto iba a ser mucho mayor que el beneficio de mover de lugar el estadio.
Por ello la importancia de realizar de manera correcta los estudios de factibilidad. Tanto los de impacto ambiental, como los de impacto social, vial y urbano. No se trata sólo de documentos hechos para cumplir un requisito, si no que realmente debemos de realizar análisis serios, donde identifiquemos los impactos que el proyecto va a causar y las acciones que haremos para mitigarlos.
Con planeación a mediano y largo plazo, con estudios técnicos debidamente realizados —apoyándose en organismos especializados como el Colegio de Ingenieros Civiles de Yucatán y otros colegios—, con intervenciones sistematizadas y con acciones coordinadas entre los diferentes niveles de gobierno, es como realmente podremos hacer frente a los problemas de agua potable en Yucatán.