Cuidar en Mérida: la carga invisible que sostienen las mujeres

El reconocimiento de los cuidados para transformar el territorio 

El derecho al cuidado reconoce que toda persona tiene derecho a cuidar, ser cuidada y cuidarse (autocuidado)(1)

Pese a que el derecho al cuidado es colectivo (tarea de todas y todos), la división sexual del trabajo ha sostenido que las labores domésticas y de crianza recaigan principalmente como responsabilidad de las mujeres, quienes asumen el cuidado de los hogares en México. Según resultados de la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo(2), las mujeres mayores de 12 años de localidades urbanas reportaron dedicar el 67% de su tiempo a actividades no remuneradas en los hogares, mientras que solo el 31% a actividades propias del mercado laboral remunerado. 

Los cuidados consisten en todas aquellas actividades y tareas cotidianas que permiten el sostenimiento de la vida, como las labores del hogar, la crianza y educación, el mantenimiento de las relaciones sociales y el bienestar físico y emocional de las personas. Esto incluye a las personas dependientes, a las personas que cuidan y al autocuidado(3)

Las ciudades actuales, planificadas y desarrolladas bajo la lógica masculina y productiva, no satisfacen las necesidades de movilidad, seguridad, recreación y desarrollo personal, indispensables para el ejercicio del cuidado. En este sentido, los cuidados que se vislumbran desde una feminización se desenvuelven, de forma paradójica, en entornos desarticulados, sin servicios y equipamientos de proximidad, focalizados para la movilidad motorizada y pendular, así como con espacios públicos impersonales que inhiben la participación comunitaria.

Ante esta realidad, se vuelve indispensable repensar cómo se construyen las ciudades y asentamientos humanos. Fomentar sistemas de cuidado en la urbe implica que todos —el Estado, las empresas, las familias, la comunidad, tanto hombres como mujeres— desempeñen un rol en el cuidado de los demás, promoviendo corresponsabilidad e interdependencia(4). 

 

Cuidar en Mérida: la carga invisible que sostienen las mujeres

Caso de estudio: Las colonias Emiliano Zapata Sur 

Como parte de la investigación académica(5) se realizó en colectividad una construcción de la realidad de los cuidados en Mérida a partir de 3 casos puntuales en la zona sur del Municipio: las colonias Emiliano Zapata Sur, Emiliano Zapata Sur I y II, y la Emiliano Zapata Sur III. 

La selección se efectuó bajo el enfoque de que los factores socioeconómicos determinan la forma, distribución y el acceso a los satisfactores de la ciudad. Bajo esta línea, el área de estudio se encuentra dentro de las Zonas de Atención Prioritaria del municipio de Mérida, cuya población registra altos índices de pobreza, marginación y rezago social longitudinal(6). Asimismo, es una Zona de muy Alto Riesgo Social, caracterizada por manifestaciones extremas de violencia, desde la comunitaria(7) hasta la de género(8). En este panorama, las mujeres y personas cuidadoras enfrentan barreras más complejas y profundas.

 

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El escenario (urbano) que construye y moldea la cotidianeidad del ser 

Desde la configuración del espacio urbano se identificaron dos realidades de un mismo territorio compartido dentro de las colonias. Por un lado, en lo que llamaremos zonas consolidadas, las mujeres cuidadoras se enfrentan en su cotidianeidad a espacios públicos desarticulados, bajo condiciones de abandono y marcados por las expresiones de violencia que atentan al ser en el espacio. Por el otro, se localizan asentamientos irregulares, en donde estas barreras físicas se agudizan para aquellas mujeres que enfrentan la incertidumbre en su derecho a la vivienda y servicios básicos. 

Ahora bien, para comprender estas limitaciones socio territoriales en el ejercicio de los cuidados y visibilizar a las mujeres y personas cuidadoras, se presentan narrativas de la vida cotidiana a partir de sus voces: 

  • El cuerpo y el territorio

Las mujeres que asumen las labores de cuidado en las colonias Emiliano Zapata Sur enfrentan entornos urbanos precarizados, debido a la falta seguridad y servicios urbanos que restringen sus libertades de acción, lo que las ha orillado a desarrollar estrategias para resistir y sostener la vida en condiciones de incertidumbre: 

“En la colonia hay un señor que me tiene amenazada, anda pendiente de mí, ha amenazado a mi esposo (…) me dice que por qué no salí ese día a la tienda a comprar. Me anda vigilando, pero por más que intente evitarlo, una tiene que llevar a las niñas a la escuela e ir a trabajar, ni modo que me quede encerrada (…) a veces salgo por la puerta lateral de mi casa para que no me vea.” (Testimonio de una mujer participante del grupo focal dos, 2024). 

“Estos caminos —señalaba dos senderos de tierra inmersos en una zona entre maleza— son los que utilizamos para ir a la avenida, uno conecta a la plaza Santos Sur y el otro da directo al paradero del “Va y Ven” (…) muchas muchachas lo usan para ir a buscar el camión e ir a la escuela. Para nosotras es más cómodo porque no tenemos que rodear toda la cuadra, pero en las noches ya no lo podemos usar.(Testimonio de Dona Marcela, lideresa del grupo vecinal, participante del grupo focal dos, 2024). 

 

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Ya no salgo después de las 6:00 de la tarde porque no hay luz y todo queda oscuro (…) mejor me quedo en mi casa viendo tele (…) si salgo después de las 6:00 es solo con mi esposo.” (Testimonio de una mujer participante del grupo focal uno, 2024). 

“Una misma tiene que hacer justicia por su cuenta ante la delincuencia, la vez pasada atrapamos a un ladrón que se vino a esconder. Corrimos y lo amarramos en lo que venía la policía (…) porque esos tardan en llegar 40 minutos.” (Testimonio de Doña Marcela, participante del grupo focal dos, 2024). 

Para las mujeres de las colonias, asumir las labores de cuidado en su cotidianidad y contexto se convierte en un acto de emancipación, que comprende agencialidad (capacidad de accionar), soporte y tenacidad. 

 

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  • Vivienda y espacio público 

En el actuar cotidiano de las mujeres se identificó un fuerte vínculo entre la vivienda y el espacio público. El hogar es el lugar predilecto donde se focaliza su habitar y que permite el sostén de la vida. En contravenir a este encasillamiento del espacio privado, las mujeres cuidadoras buscan, dentro de su día, tiempo para sí mismas, ya sea para descansar o recrearse en el espacio público disponible. En este sentido, como una forma de agencia en el ejercicio de las labores de cuidado, los espacios públicos son un medio para la búsqueda y ampliación de su conjunto de libertades y funcionamientos individuales.

Citando algunas respuestas de las mujeres, para ellas el uso del espacio público representa: “Un espacio en donde puedo llevar a los niños y que se entretengan, siendo un alivio para mí”; “Me ayuda para distraerme de mis tareas cotidianas”; “Para distraerme de la monotonía. Bajo esta perspectiva, la búsqueda de un tiempo para sí mismas es un símbolo de oposición a la estructura social que las condiciona al ámbito privado, donde puede verse que más del 80% de las amas de casa consideran indispensable el espacio público para sus actividades diarias (véase figura 1). 

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  • Ciudad y comunidad

Ante las adversidades del territorio generadas por la incertidumbre que suscita la configuración de la ciudad, en las colonias las mujeres y personas cuidadoras emergen como sujetas políticas dispuestas a adaptarse y transformar su realidad cotidiana. Un ejemplo de ello es la población de los asentamientos irregulares, que asumen las atribuciones de la autoridad para hacer más habitable el entorno urbano hostil: 

“Nosotros buscamos que se construya la carretera que está aquí —señalaba Doña Marcela la calle principal del asentamiento irregular—, era necesaria, lo peleamos (…) 

(…) Estábamos viendo si podíamos pagar maquinaria entre nosotros para poder abrir un camino, sale muy caro la verdad, pero este camino lo usamos todos, es nuestra conexión (…). (Testimonio de Doña Marcela, participante del grupo focal número dos, 2024). 

“Que haya luz, agua, electricidad, caminos —mencionaron las mujeres al hacerles la pregunta ¿qué les gustaría que hubiese en su colonia?—” (2024). 

 

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Reconocer los cuidados para resignificar la ciudad 

Las carencias económicas, sociales, políticas y urbanas que se develan en estas narrativas conllevan la precarización de la vida, lo que significa que el acceso a los recursos que permiten sostener la vida se da de forma inestable, incierta, e insatisfactoria(9). Los entornos urbanos faltos de oportunidades y recursos perpetúan y replican las desigualdades para las personas que ejercen el cuidado, significando un duro golpe contra el florecimiento de la vida y la búsqueda de las libertades individuales. 

La ausencia de un diseño urbano que reconozca la diversidad de formas de habitar refuerza las dinámicas de exclusión y desigualdad en el acceso y uso del espacio público. En este sentido, las personas cuidadoras se ven relegadas al espacio privado y la esfera reproductiva, sujetas a estas dinámicas que restringen su acceso a la vida pública e invisibilizan la importancia de la vida cotidiana. 

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La consolidación de una ciudad cuidadora requiere de transformar estos escenarios urbanos a través de estrategias de intervención que garanticen la corresponsabilidad, la accesibilidad y la integración comunitaria, posibilitando la paridad participativa en la vida pública mediante la redistribución de los espacios destinados al cuidado y el reconocimiento de las diferentes formas de habitar que se desprenden de su ejercicio.  

Para avanzar hacia un sistema de cuidados en Mérida, es necesario consolidar un marco legal que, en primera instancia, reconozca los cuidados y sus contribuciones, haciendo que éstos se posicionen como una responsabilidad social e institucional; y en segunda instancia, que respalden su incorporación de manera explícita en la agenda pública local y en los instrumentos de planificación. 

Finalmente, instamos la importancia de posicionar las actividades de cuidado como un eje estratégico dentro de la política pública que permita tomar acciones desde el ámbito territorial. A su vez, reconocemos la labor de aquellas mujeres y personas cuidadoras que, desde el ser y su habitar, tienen la indispensable tarea de cuidar y sostener la vida en colectividad de la ciudad de Mérida.

Cuidar en Mérida: la carga invisible que sostienen las mujeres

 

«Las mujeres cuidadoras buscan, dentro de su día, tiempo para sí mismas, ya sea para descansar o recrearse en el espacio público disponible».

Marión Canché y Karen May

(1)Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU). 2020. Mujeres, cuidados y territorio. Contribuciones desde el enfoque territorial a una política de cuidados. México: Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU). Acceso el 9 de septiembre de 2024, https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/780211/MujeresCuidadoTerritorio_01-1.pdf 

(2)Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) (2019). 

(3)(ONU Mujeres y CEPAL, 2020). 

(4)Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU). 2020. Mujeres, cuidados y territorio. Contribuciones desde el enfoque territorial a una política de cuidados. México: Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU). Acceso el 9 de septiembre de 2024, https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/780211/MujeresCuidadoTerritorio_01-1.pdf 

(5)Realizada en Agosto-Diciembre del 2024, se aplicaron 2 grupos focales como parte de las herramientas de recolección de datos. El primer grupo focal se desarrolló con la participación de 5 mujeres y 1 hombre en el Centro Cultural del Sur. El segundo fue desarrollado con la ayuda del Instituto Municipal de la Mujer Sede Sur, y contó con la participación de 12 mujeres pertenecientes a las zonas de asentamientos irregulares.

(6)Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) s.f. «Criterios Generales para la Determinación de las Zonas de Atención Prioritaria, 2025». Acceso el 4 de diciembre de 2024, https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/Criterios-ZAP.aspx

(7)«Permanecerán en la cárcel por homicidio en la Emiliano Zapata Sur». Fiscalía General del Estado. 1 de noviembre del 2024. https://fge.yucatan.gob.mx/noticias/permaneceran-en-la-carcel-por-homicidio-en-la-emiliano-zapata-sur, revisado el 22 de noviembre del 2024. 

(8)«Feminicidio en la Col. Emiliano Zapata Sur III de Mérida; su pareja la atacó». Diario de Yucatán. 25 de junio del 2024. https://www.yucatan.com.mx/merida/2024/06/25/fallece-una-mujer-tras-sufrir-un-ataque-en-la-col-emiliano-zapata-sur-iii-de-merida.html, revisado el 22 de noviembre del 2024.

(9)La precarización de la vida como condición significa que el acceso a los recursos que permiten sostener la vida —vivir una vida que merezca la pena ser vivida— se da de forma inestable, incierta, insatisfactoria; y que esto no puede entenderse como un problema individual, sino social, al institucionalizarse como falta de derechos. (Sira del Río & Pérez 2011). 

MetrópoliMid
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