Bastaba un rápido movimiento de la cabeza combinado con el parpadeo de sus hermosos, llamativos y coquetos ojos claros, para que Jeannie cumpliera cualquier deseo que alcanzara a expresar con palabras el Mayor Anthony Nelson. Así sucedía en aquella exitosa y divertida serie de televisión, Mi Bella Genio (I Dream of Jeannie), que se estrenó hace casi 60 años, creada y producida por el prolífico y magistral escritor norteamericano de novelas de ficción Sidney Sheldon.
Cientos de años atrás, a principios del siglo XVIII, se publicaba por primera vez el cuento de Aladino y la Lámpara Maravillosa, que aunque no pertenecía a la colección original árabe de Las Mil y Una Noches, fue incorporado en esas fechas por su traductor francés Antoine Galland, y posteriormente ha sido re editada, publicada innumerables ocasiones, se han hecho obras de teatro y películas.
La afición y el gusto de los seres humanos por este tipo de historias quizás se deba a una aspiración idealista de imaginar como posible encontrar o poseer algún día una lámpara, o una botella, de la cual surgiera un genio, o una Jeannie, con la única misión de cumplir y satisfacer de manera fácil y expedita cualquier deseo que se nos pudiera ocurrir. Tal vez sea precisamente ese oculto deseo de poder resolver grandes problemas sin esfuerzo, el que haga a muchos creer que podrían existir soluciones mágicas para acabar con la corrupción, o tener un sistema de salud mejor que el de Dinamarca.
Hoy, los avances tecnológicos podrían estar muy cerca de convertirse en nuestro genio particular, de hecho hace ya varios años que tenemos a Alexa o a Siri, a quienes podemos pedir que hagan por nosotros algunas cosas, pero que aún tienen serias limitaciones como para cumplirnos muchas otras.
En la industria de la construcción no estamos muy lejos de poder, con el apoyo de tecnologías como BIM (Building Information Modeling), la inteligencia artificial (AI), la realidad aumentada (AR) y otras, solicitar con una simple orden de voz: Hazme los planos ejecutivos de un edificio de oficinas que parezca haber sido diseñado por el Arquitecto Augusto Quijano, y que esto se convierta en realidad en cuestión de segundos.
El Dr. Jonathan Ingram, es conocido como el padre del BIM por haber escrito el código de los primeros sistemas que usaron esta tecnología y haber enseñado los primeros cursos de BIM en la Universidad de Harvard en la década de los noventas del siglo pasado. Él está convencido de que incorporar la inteligencia artificial, la realidad aumentada y el Chat GPT, podrían revolucionar hacia el futuro la forma en que los profesionales de la construcción diseñamos y construimos edificios hoy.
El futuro nos ha alcanzado y aún tenemos mucho por explorar y descubrir en adelante. Muchos temen lo que puede ocurrir con el despliegue masivo de estas herramientas digitales, y otros se muestran optimistas acerca de lo productivos y competitivos que podemos ser para crear satisfactores de nuestra vida diaria, al final lo que importa es jamás dejar de ser el amo.