Hablamos siempre de las consecuencias negativas de la expansión descontrolada de Mérida, desbordando el anillo periférico en un crecimiento no planeado que responde a la dinámica de la oferta inmobiliaria y no a una visión sostenible de ciudad. ¿Pero, qué tan acelerado ha sido este patrón?, ¿qué tanto porcentaje de la población ya habita fuera del anillo periférico?, ¿qué superficie se ha afectado?, ¿cuál es el grado de impacto o consecuencias de este fenómeno?
Para responder estas preguntas, el urbanista y consejero de MetrópoliMid, Jorge Bolio Osés, junto con nuestra colaboradora Karen May Puerto, llevaron a cabo un análisis sobre “Las comisarías de Mérida y el espacio metropolitano”, que se presenta en esta edición.
Una constelación de núcleos aislados
En su artículo, los autores nos señalan como “el territorio se fue cubriendo con una constelación de núcleos aislados, cada vez más distantes y desordenados que colindan con usos incompatibles como granjas avícolas y porcícolas, fábricas de materiales de construcción, parques industriales, grandes complejos de bodegas, zonas arqueológicas y reservas de flora y fauna. En 2020, estos conjuntos habitacionales albergaban 157,790 habitantes que representaban el 15.8 % de los 995,129 pobladores del municipio”.
La tendencia no va a cambiar. Las tasas de crecimiento demográfico en las comisarías son altas, derivadas de esta expansión que ha afectado a otros municipios de la zona metropolitana, especialmente Kanasín, Conkal y Ucú.
Así mismo, los autores continúan advirtiéndonos de los graves problemas de la situación actual de nuestro territorio: la lotificación sin servicios ni infraestructura (lotes de inversión), la falta de suelo para vivienda social, los conflictos por incompatibilidad de uso del suelo, los problemas de congestionamiento vial, el transporte foráneo caro y deficiente, el choque cultural y social entre los habitantes de las comisarías y los nuevos residentes.
Más del 27% de la población de Mérida vive fuera del anillo periférico
En un estudio realizado por MetrópoliMid(1), se analizan también las tasas de crecimiento en fraccionamientos exteriores, como Las Américas o Los Héroes, así como las de las comisarías y subcomisarías, donde un importante porcentaje de habitantes ha establecido su residencia, a pesar de desarrollar gran parte de sus actividades en la ciudad consolidada. Como resultado de este análisis, encontramos que el 27.3% (más de 270 mil habitantes) de Mérida, ya viven fuera del anillo periférico.
En cuanto a ocupación de suelo, el panorama es bastante más desalentador. De las 30,161.4 hectáreas de superficie urbanizada que se identifican actualmente en el municipio de Mérida, casi el 46% están en la periferia, fuera del anillo periférico, porcentaje que sube a 51.9% si consideramos el suelo artificializado(2), como los famosos lotes de inversión. Esto se explica por la baja densidad que hay en la urbanización periférica, especialmente al norte del municipio, pues mientras que dentro de la ciudad de Mérida existe una densidad de 44.1 Hab/Ha, en la Periferia es de 19.8 Hab/Ha, según datos del estudio.
El espacio pseudo público en las comisarías
Complementando lo anterior, en entrevista al Instituto Municipal de Planeación de Mérida, el IMPLAN, sobre la situación del espacio público en los desarrollos inmobiliarios exteriores al anillo periférico, nos comentan que, al “espacio público” que se encuentra al interior de estos numerosos desarrollos –es decir las áreas comunes, amenidades, casas club, equipamientos deportivos, parques, áreas de juegos y demás atracciones al interior de las privadas–, el IMPLAN les ha denominado pseudo públicos.
Estos espacios, como bien señala el IMPLAN en esta misma edición, si bien satisfacen las necesidades de espacio público de los residentes del desarrollo específico, no garantizan el derecho a la ciudad, pues no son de acceso libre a los habitantes de Mérida. Se da entonces, señalan, un fenómeno de desvalorizar y privatizar la tierra, que es importante considerar y atender.
Conclusiones
La expansión descontrolada hacia la zona exterior del anillo periférico, es una realidad que no podemos ignorar, y que se ha acelerado con el posicionamiento de Mérida a nivel nacional e internacional. El alto porcentaje de la población que vive en la periferia, pero, especialmente, el alto porcentaje de ocupación y urbanización del suelo sumado a la baja densidad, traen como consecuencias fenómenos graves para la calidad de vida individual, y para la sustentabilidad urbana, social y ambiental del territorio.
Instrumentos como los programas de desarrollo urbano municipales, estatales e incluso regionales (a nivel de Zona Metropolitana), deben fortalecerse como verdaderos ordenadores del territorio, con respaldo legal y político, que hagan frente a este complejo fenómeno.
Continuar con la tendencia actual únicamente generará más problemas de movilidad y congestionamiento vial, depredación ambiental, contaminación del agua y del suelo, aumento de temperaturas, baja calidad de equipamientos y espacios públicos, inseguridad e, incluso, inaccesibilidad de servicios públicos básicos.
«De las 30,161.4 hectáreas de superficie urbanizada que se identifican actualmente en el municipio de Mérida, casi el 46% están en la periferia, fuera del anillo periférico, porcentaje que sube a 51.9% si consideramos el suelo artificializado(2), como los famosos lotes de inversión».
(2) Acción de consumo o de ocupación del suelo para creación futura y próxima de viviendas, infraestructuras y equipamientos. (Gobierno Vasco (s.f)). Tomado del estudio MetrópoliMid.