Mérida y la Diversidad Cultural: retos y oportunidades

“Lo que más quiero resaltar, es la palabra

diálogo. Es lo primero que debemos de

aprender como ciudadanos del mundo”.

 

La diversidad cultural es la variedad de identidades y grupos culturales que conviven en un solo espacio y cuyas distintas expresiones muestran, precisamente, su identidad. Estas son, desde sus hábitos y formas de hablar, hasta sus festividades, su gastronomía, sus modismos y las actividades y costumbres que tienen.

Es muy importante entenderla y nombrarla como diversidad, y no como diferencia. Así se evita compararnos con los demás a nivel cultural buscando únicamente aquellos aspectos que nos separan, y nos permite pensar más en enriquecimiento, multiculturalidad y desarrollo. Hablar de diversidad es importante para incluir las diferentes culturas que convergen en un mismo espacio y, sobre todo, para lograr una convivencia con respeto. Me encantó, por ejemplo, que uno de los objetivos del Día Mundial de la Diversidad Cultural es la convivencia cotidiana y la mejora de los pequeños gestos sociales para favorecer la inclusión y el respeto a la diversidad.

 

Mérida y la Diversidad Cultural: retos y oportunidades

Mérida y la diversidad cultural

Estamos en un momento muy importante para la ciudad en materia de diversidad cultural. Actualmente, mucha gente ha decidido venir a vivir a Mérida por diversas razones, como el crecimiento turístico, las oportunidades laborales o educativas, o por la propia fama de la ciudad como bonita y segura. Esto es algo que ha sucedido con mayor frecuencia en los últimos años y que, además, se vuelve mucho más notorio gracias a las redes sociales, que nos permiten darnos cuenta de lo que está pasando en las distintas zonas de la ciudad. Mérida está creciendo mucho y eso implica un mayor encuentro de culturas distintas en un mismo espacio, provenientes no sólo de otras partes del país, sino también del extranjero.

Como yucatecos, y especialmente como meridanos, tenemos en general un arraigo muy regionalista; somos muy celosos de lo nuestro y tenemos miedo a perder muchas de nuestras costumbres y, especialmente, nuestra tranquilidad. Esto nos ha llevado a proteger aspectos culturales que nos generan identidad como la lengua maya, o costumbres como salir a la terraza por las tardes. Sin embargo, aunque siempre es algo muy padre el tener tan presente nuestra identidad, en ocasiones nos ha llevado a generar un rechazo hacia aquellos de fuera que vienen a vivir aquí. Por eso usamos ciertas etiquetas: el chilango, el norteño, para clasificar desde las diferencias a todos los que no son como nosotros.

La gente en Mérida es muy regionalista, sí, pero esto es algo que deberíamos de empezar a ver como una oportunidad y no como una barrera. De igual forma, nosotros como locales necesitamos encontrar lo positivo en el hecho de que tengamos tanta diversidad cultural en nuestra ciudad. Si no aprendemos a ver ésta como una oportunidad de enriquecimiento, el entorno comienza a ponerse hostil. Las redes sociales y los medios de comunicación juegan un papel muy importante en este aspecto, y es fundamental tener cuidado en cómo se dicen las noticias o se publica un hecho social.

 

Mérida y la Diversidad Cultural: retos y oportunidades

Los grandes retos para integrar la diversidad cultural

Uno de los principales retos es, precisamente, la velocidad a la que estamos creciendo, tanto en población como en diversidad. Si bien es cierto que tanto las autoridades como las universidades y centros educativos hacemos esfuerzos por generar inclusión, muchas veces el crecimiento es tan rápido que no estamos completamente preparados. Tan solo en la Universidad Modelo, la población de alumnos que provienen de otras entidades, o de otros países, representa más del 50% del total de nuestra matrícula.

Un ejemplo a nivel urbano es el espacio de la vialidad. No es solamente que cada vez seamos más circulando por las calles, sino que también conviven diferentes culturas de movilidad en la ciudad.

Otro gran reto es el tema de la vivienda. La ciudad ha crecido enormemente hacia el exterior, con vivienda destinada a población que viene de otros estados o países. Sin embargo, poco de este crecimiento está planeado a largo plazo o con visión de sustentabilidad. Y mucho menos estos espacios están preparados para propiciar el respeto o la inclusión social de estas distintas culturas, costumbres y formas de habitar.

Lo anterior es en la periferia, pero una muestra muy clara de estos encuentros culturales también la localizamos en el centro histórico. Ahí vemos cómo los negocios han cambiado, siendo más común que los dueños sean de otras partes del país o extranjeros. También vemos estas situaciones en zonas como Ciudad Caucel o el Fraccionamiento las Américas. Con esta observación no queremos que se piense que estamos en contra de estos nuevos comercios, ya que los foráneos tienen el mismo derecho a prosperar y hacer una vida en Mérida como los locales.

Los problemas urbanos que tenemos actualmente, como el tráfico, la mala planeación, los problemas con la energía eléctrica o el servicio del agua, son recibidos y enfrentados de manera distinta dependiendo del lugar de origen y las formas de vivir o habitar la ciudad. Y eso también es un tema de diversidad cultural.

 

Mérida y la Diversidad Cultural: retos y oportunidades

Las riquezas de la diversidad cultural

Gracias a la diversidad cultural tenemos acceso inmediato a otras culturas sin tener que salir de Mérida. Un ejemplo es la gastronomía, donde ya podemos conocer y probar comida de otros estados y hasta países, hecha por habitantes de esos mismos lugares. Esto es sólo un ejemplo, pero demuestra cómo la convivencia con otras culturas nos enriquece y contribuye a nuestro desarrollo, tanto personal como comunitario.

Es importante generar espacios culturales para que las personas manifiesten su identidad. En la Universidad Modelo, por ejemplo, fomentamos la inclusión a través de nuestros eventos culturales y nuestros grupos artísticos. En el concurso de altares, por mencionar un caso, propiciamos que no se presenten únicamente altares yucatecos, sino que los alumnos de diversas ciudades o países presenten los de sus lugares de origen, y hemos tenido ejemplos de estados como Chiapas, Tabasco, Quintana Roo y Oaxaca, por decir algunos. Esta no es solamente una oportunidad de expresión, sino también de aprender de otras culturas y nutrir la propia. En los grupos artísticos tenemos bailes como la jarana o el folclore yucateco, pero también tenemos bailes de otros estados, con una muestra diversa. Lo mismo sucede en teatro y en las demás disciplinas artísticas, y también en nuestras conferencias, talleres y demás áreas de la Universidad, en donde siempre buscamos puntos de vista diversos e incluyentes que nos aporten otras.

El criterio lo forma la variedad de puntos de vista que conozcas, y esa es una de las ventajas de que haya tanta diversidad en un mismo espacio.

Rosana Díaz Arjona
Licenciada en Comunicación, coordinadora de Cultura de la Universidad Modelo de Mérida.