Se requieren acciones profundas que vayan más allá de la siembra de árboles
A un ritmo irregular y hasta cierto punto irresponsable, es como Mérida ha ido en crecimiento, considera el catedrático de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Luis Fernando Brito Castillo. Desde su perspectiva, aunque se cuenta con programas de Desarrollo Urbano, la capital yucateca «crece más a intereses económicos de desarrolladores de vivienda, en vez de priorizar la conservación del poco patrimonio ecológico y ambiental que nos queda» .
El biólogo agrega que la selva baja que rodea la ciudad cada día se deforesta más por una expansión desmedida de la mancha urbana, sin orden, ni control. «A Mérida le hacen falta muchas áreas verdes, espacios arbolados como el Acuaparque de Vergel, el parque hundido del poniente, el parque del Fraccionamiento del Parque, el sitio eco arqueológico de Xoclán, por citar algunos».
(Acuaparque de Vergel)
El error radica, apunta, en que hasta hoy los espacios públicos recreativos sólo se construyen si al desarrollador de vivienda «le sobra una porción de terreno». Enfatiza que cuando se materializa de esa forma, los parques no cumplen su objetivo pues deberían tener dimensiones de al menos una cuadra.
Brito Castillo indica que para los niveles de contaminación del manto freático, contaminación del aire y deforestación de la selva baja a los que ha llegado Mérida, son urgentes acciones profundas. Ir más allá de la reforestación, expresa el especialista, pues eso aunque sí es necesario no es algo que vaya a solucionar todo el problema que ha generado el crecimiento acelerado y desordenado de la metrópoli.
(Catedrático Luis Fernando Brito Castillo)
Añade que, lamentablemente, espacios o terrenos baldíos que aún quedan dentro del anillo periférico de la capital de Yucatán, están destinados a convertirse en complejos comerciales que terminarán deforestando más. Incluso, el especialista argumenta que, los fraccionamientos nuevos del norte talan la selva baja para constituir enormes campos de golf que no devuelven el oxígeno que nos dan los árboles cortados.
Por último explica que cuando las ciudades presentan crecimientos irregulares, un primer síntoma es su incorrecta movilidad. Situación que se refleja en las largas filas de espera para abordar el transporte; en especial por los transbordos que en el centro tienen que hacer quienes viven en el sur para ir a trabajar al norte.
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