Editorial | Cuidar en Mérida: la carga invisible que sostienen las mujeres

¿Quiénes sostienen la vida y el derecho al cuidado en Mérida?

Las personas que permiten ejercer el derecho al cuidado en la ciudad no se vinculan directamente con la actividad económica o productiva, pero sí son responsables de algo mucho más valioso: el sostenimiento de la vida. Esto incluye el desarrollo de las actividades relacionadas con la crianza de los hijos, la educación, el cuidado de los enfermos o de los adultos mayores, las labores del hogar, entre otras.

Se trata de una carga que, en Mérida como en gran parte de las ciudades latinoamericanas, realizan en su mayoría mujeres. Ellas cuidan de los hijos, propios o ajenos, de las personas enfermas, de los abuelos y de los hogares yucatecos. A pesar de ello, la ciudad no genera las condiciones necesarias para que estas labores tan importantes se realicen con seguridad, eficiencia y tranquilidad, en un ambiente adecuado.

Las mujeres se enfrentan a dificultades diarias derivadas de sus actividades como cuidadoras. Problemas de movilidad —trasladarse con los enfermos, llevar a los niños a la escuela—, de seguridad —acoso, violencia física o emocional—, y de falta de espacios adecuados para la recreación o el desarrollo personal. 

Dicho de otra manera, las consecuencias de la mala planeación urbana afectan directamente a las mujeres y personas cuidadoras en sus actividades, con espacios públicos desarticulados, falta de equipamientos o servicios de proximidad y la ya muy mencionada dependencia al automóvil. 

Pero, haciendo a un lado el análisis conceptual, es importante escuchar estas necesidades y retos de viva voz de las mujeres que los enfrentan y superan todos los días.

 

Editorial | Cuidar en Mérida: la carga invisible que sostienen las mujeres

Testimonios de mujeres cuidadoras en Mérida: la Colonia Emiliano Zapata Sur

Las alumnas Karen Daniela May Puerto y Marión Margarita Canché Navarrete, nos hablan de esta compleja realidad desde su doble perspectiva —como mujeres y como futuras diseñadoras del hábitat con visión crítica de la planeación y el desarrollo urbano—, y nos presentan un caso de estudio realizado en las colonias Emiliano Zapata Sur, con testimonios reales de mujeres que enfrentan estos grandes retos todos los días.

Estos testimonios van, desde amenazas físicas al llevar a los niños a la escuela o ir por las compras al mercado; pasando por el gran reto de recorrer senderos entre maleza, inaccesibles en la oscuridad de la noche; hasta llegar incluso a la necesidad de atrapar ladrones por su propia cuenta, amarrándolos mientras llega la policía.

 

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La importancia de planear y diseñar Mérida considerando las actividades de cuidado

Como las propias Karen y Marión afirman, la importancia está en reconocer la trascendencia de este tipo de actividades, visibilizar a las personas —mujeres en su mayoría— que las realizan, y ordenar el crecimiento y desarrollo de nuestra ciudad para considerar sistemas de cuidado, a través de estrategias de intervención que garanticen la corresponsabilidad, la accesibilidad y la integración comunitaria, posibilitando la paridad participativa en la vida pública mediante la redistribución de los espacios destinados al cuidado y el reconocimiento de las diferentes formas de habitar que se desprenden de su ejercicio”.  

Esto es lo menos que debería de hacerse para reconocer la labor de las personas cuidadoras, pero, sobre todo, para tener ciudades que permitan de manera digna sostener y cuidar la vida de nuestras familias.

Es importante transitar hacia una ciudad diseñada para todos, incluidas las personas que sostienen la vida y los cuidados, y que permitan compartir la carga, muchas veces invisible, que sostienen todos los días las mujeres cuidadoras.

David Montañez Rufino
Maestro en Diseño, Gestión y Dirección de Proyectos. Fundador y director general de la plataforma urbana M50.

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