El precio de la accesibilidad y el costo de la proximidad para los ciudadanos

Dic 3, 2019 | Artículos, Zona Urbana

El Estado se ha presentado como el representante y defensor de los pobres, no obstante, cuando se trata de ciertos bienes y servicios, quienes más los obtienen son las clases privilegiadas; reforzando así, la estratificación social establecida. Pensemos que el centro urbano es considerado como tal, porque no puede existir sin la periferia (Harvey, 1977: 9); en este centro se concentran los servicios; lo que no significa que estos no puedan moverse a otras zonas. Sin embargo, en Mérida, fraccionamientos y poblados lejos de la zona céntrica se han visto abandonados o con menos beneficios accesibles, ya que su poder adquisitivo es menor.

Hablemos pues de dos puntos importantes en el sistema urbano: la accesibilidad y la proximidad. Según David Harvey, geógrafo y teórico social, la accesibilidad a las oportunidades de trabajo, a los recursos y servicios sociales, únicamente puede obtenerse pagando un precio, “y este precio es comparado, en general, al costo de distancia que hay que salvar, al tiempo utilizado en ello, etc. Por ello, no es fácil medir el precio que la gente paga.” (Harvey, 1977: 53). Pensemos en el tiempo en que muchos meridanos pierden en tomar el transporte colectivo, ya sean combis o camiones para llegar a sus trabajos. Demasiadas personas se tienen que levantar desde la madrugada para poder estar a las 8 o 9 de la mañana laborando, generalmente. Sumado a esto, es común que el transporte se atrase y los trabajadores no lleguen a tiempo, siendo amonestados, y varias veces castigados con descuentos salariales (sin importar que esto sea ilegal).

 

Otro aspecto que considerar por la falta de accesibilidad en el transporte para las personas con pocos recursos, es irónicamente el gasto monetario que deben hacer. Porque lo ideal sería tener que tomar sólo un camión o una combi y no dos o tres para llegar a la oficina; sin contar el regreso a casa. Incluso el costo podría aumentar más, considerando el precio emocional y de salud; así que este elemento da para hacer un análisis muy extenso en las afectaciones hacia aquellos que no tienen un automóvil o dinero para pedir diariamente un taxi o uber.

Ahora bien, la proximidad para Harvey se entiende “como los efectos de estar junto a algo que la gente no utiliza directamente” (Harvey, 1977: 54). Pero la proximidad se ve en sus aspectos negativos también, como la proximidad a una fuente de ruido o polución. Esta proximidad también tiene un costo para los ciudadanos. Sólo pensemos en la proximidad que muchas personas tienen a hospitales o doctores de calidad, ¿cuántas comisarías tienen médicos?, igualmente habría de considerar cuántos municipios cercanos a Mérida pueden atenderse en esa entidad sin tener que trasladarse a la capital.

Si bien antes las diferencias entre servicios y beneficios se dividían entre la Mérida del norte y la Mérida del sur. Ahora sabemos que más bien estas discrepancias se debe a los fraccionamientos creados para estratos bajos, clases medias y altas. En el caso del centro, debido a la gentrificación (transformación de un espacio urbano deteriorado o en declive, a causa de la rehabilitación hecha con el capital de clases sociales con mayor capacidad económica) motivada por jubilados y residentes extranjeros, éste ahora cuenta con mayores servicios, centros culturales y de esparcimiento; aunque todavía tienen la proximidad del ruido de bares, tiendas y establecimientos; sumado a la contaminación de los camiones. Conjuntamente, la gentrificación propicia el aumento de los costos de alquiler, propiciando que la gente con menor poder adquisitivo tenga que mudarse a edificios más económicos.

Entonces, la solución es compleja según Harvey, ya que para mejorar la calidad de vida de quienes habitan en la metrópoli o se encuentran en la periferia, habría que modificar la forma espacial de la ciudad (cambiando rutas de transporte, oportunidades de trabajo, cercanía de servicios, así como las fuentes de polución, etc.), transformando el precio de la accesibilidad y el costo de la proximidad para sus habitantes. Con esto incluso habría una mejor distribución del ingreso, disminuyendo poco a poco las abismales diferencias económicas entre los meridanos.

 

Alma Chacón Lizarraga

Alma Chacón Lizarraga

Licenciada en Literatura Latinoamericana y especialista en Literatura Hispanoamericana.

E-mail: editorial@metropolimid.com.mx

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