Directivo del Observatorio de Movilidad Sostenible de Mérida
¿Qué tanto afecta el transporte público a los contagios por el COVID-19?
Enormemente. El sistema de transporte público, dada su naturaleza de alta concentración de gente, es uno de los principales puntos de posibles contagios en nuestras ciudades. Las medidas que se han implementado, aunque tratan en lo posible de reducir la saturación de gente, tienen como efecto colateral la reducción de la eficiencia del propio servicio. Esto supone un enorme dilema, tanto para los usuarios como para los prestadores del transporte público, es decir los concesionarios, así como también para el gobierno. El gobierno es el que creo que tiene el enorme desafío de encontrar el balance entre estas dos vertientes, entre la eficiencia del servicio y la seguridad de las personas.
De acuerdo a la literatura a nivel nacional e internacional, el transporte público se considera como un polo de contagio. Sin embargo, esto depende de las medidas o los protocolos de seguridad que se sigan en los sistemas de transporte masivo. El problema que tenemos en Yucatán es que nuestro sistema de transporte no está debidamente confinado. Es decir, no contamos como en la Ciudad de México con líneas de Metrobús o de metro con estaciones definidas para que en esas estaciones se puedan poner controles de acceso, medir la temperatura de los usuarios, colocarles gel sanitizante, etc. Además, en Yucatán todavía tenemos modos de pago en efectivo, cuando se podría utilizar el modo de prepago para tener el mínimo contacto con el chofer y evitar estar jugando con el dinero, que también es otro punto de alto riesgo, puesto que es muy difícil de mantener desinfectadas las monedas y los billetes.
En Mérida, por ejemplo, aunque te midan la temperatura en la parada de transporte en el centro, a medida que va avanzando la unidad de transporte público, da paradas en cualquier esquina. El control es muy complicado con el esquema que tenemos hoy por hoy.
La reubicación de paraderos, ¿fue una medida acertada?
Creo que, como medida inicial, sí. Pero creo que no es suficiente. Se tienen que tomar otras acciones y evaluar el desempeño de las medidas iniciales. No sé si el IMDUT está monitoreando el comportamiento de los usuarios, del cumplimiento de los prestadores de servicio. Al no tener precedentes, este tipo de medidas deben ser evaluadas para saber si están funcionando o no, y si se podría mejorar la estrategia. Esto es algo que veo que hace falta por parte del IMDUT. Lo mismo ocurre con los ejercicios de urbanismo táctico, implementas conos y monitoreas para mejorar los procesos.
¿Cómo ves la ampliación temporal de andadores en algunas calles del centro de la ciudad, se podría/debería hacer permanente?
Era más que necesaria la ampliación de la infraestructura peatonal en el centro histórico, justamente para garantizar la sana distancia. Sabíamos de antemano que, incluso antes de la contingencia, casi todas las banquetas que hay en las inmediaciones del mercado, en la zona comercial del centro histórico, presentan dimensiones que no cumplen con el mínimo establecido en el Reglamento de Construcciones (1.50m en el caso del centro histórico). Hay banquetas que, aunque superen esas dimensiones, no son suficientes para la demanda. Tenemos banquetas rebasada por la altísima afluencia de peatones. Ahora con la contingencia, donde se exige el distanciamiento entre un peatón y otro, difícilmente se puede cumplir con la distancia de un metro de separación. Esto sucede igual con los pasajeros del transporte público que hacen uso de la banqueta para esperar en las paradas del camión.
Las banquetas del centro de la ciudad no son acordes a la demanda. Creemos que estas medidas temporales de ampliación de banquetas son un acierto y deberían extenderse a más calles e incluso, en algunos casos, destinar un carril para convertirlo en una franja peatonal más amplia.
No sólo por la contingencia, si no en general, es deseable que algunas de estas calles puedan ser peatonales en horas pico. Esto implicaría todo un trabajo de logística urbana, implica la reubicación de áreas de carga y descarga con una posible afectación de los comercios, para ello se necesita un trabajo paralelo. Primero resolver el tema logístico, para después proceder a la ampliación de la infraestructura peatonal.
Eduardo Monsreal Toraya
Directivo del Observatorio de Movilidad Sostenible de Mérida
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