La exclusión social.
La exclusión social priva de diversos derechos fundamentales a muchos sectores de la población, siendo los más afectados aquellos grupos más vulnerables, como es el caso de las personas con alguna discapacidad. La sociedad, y nosotros como parte de la misma, no somos conscientes de lo grave que resulta esto, principalmente porque estamos potencialmente sujetos a presentar una limitación o discapacidad, sea temporal o permanente, por consecuencia de algún accidente o del desgaste físico y mental, propio de la edad.
El concepto de exclusión es producto de diversos fenómenos multidimensionales y multifactoriales que implican la suma de diversas circunstancias desfavorables relacionadas con ámbitos actitudinales, tecnológicos y físicos, siendo estos últimos los que más directamente se relacionan con los entornos y son motivo del presente escrito.
Un contexto físico excluyente agrava los ámbitos personales, económicos, laborales y de salud del individuo, presentando de muchas maneras barreras para su interacción, aprovechamiento, autonomía y desempeño en operaciones cotidianas, disminuyendo la calidad de vida y restringiendo el correcto aprovechamiento y desempeño de los diferentes usuarios.
Los diferentes entornos susceptibles a ser excluyentes son aquellos en donde los seres vivos desarrollamos nuestras actividades, ya sean laborales, sociales, culturales y demás, es decir ¿puede ser tu propia casa un espacio excluyente en el ámbito de la accesibilidad física?, ¿es mi espacio laboral excluyente?, ¿qué puedo hacer para identificar los aspectos por mejorar?
Los siete principios del diseño para todos.
Existen diversas estrategias para mitigar estos fenómenos, siendo los más utilizados los siete principios del diseño para todos. Sin embargo, cuando tenemos un contexto ya construido y no somos expertos, pero estamos seguros de querer realizar mejoras y ajustes para contar con mayor accesibilidad, la pregunta frecuente es ¿cómo diagnosticar el espacio en razón de la accesibilidad para el ámbito físico?
A continuación, se ofrecen una serie de parámetros para un diagnóstico básico de accesibilidad física en los espacios y entornos construidos. Es importante puntualizar que esta metodología está diseñada para personas “no expertas” en el área de arquitectura, diseño o construcción. Es un instrumento construido con base en revisión bibliográfica, pero hecho para poder ser entendible por cualquier persona interesada en diagnosticar qué tan accesible es su entorno.
Para iniciar un diagnóstico debemos de contar con:
1. Mapa del entorno a observar. Este espacio debe ser lo más detallado posible, con medidas, niveles y nombres de los espacios. El dibujo debe incluir el mobiliario, indicación de puertas y ventanas, así como el abatimiento de las mismas, y de ser posible indicación de texturas en piso.
2. Fotografías del entorno y espacios de actividad. Se sugiere realizar un recorrido por el entorno a observar, tomando secuencias fotográficas de los recorridos y de los espacios donde la gente permanece o realiza actividades. En las fotografías se debe de poder observar: tipos de acabados en pisos, muros y plafones, tipos de ventanas y tipos de mobiliario.
Etapas para un diagnóstico básico de accesibilidad física:
Etapa 1. Registro de actividades y espacios. Realiza una identificación de los espacios o áreas donde se realizan las actividades, puedes implementar una tabla con la titulación de columnas: Espacio (nombre del espacio o área a registrar), Actividad (usos regulares del espacio o área), Medidas (largos y anchos del perímetro y altos generales), Número de participantes (aproximado de una ocupación regular), Mobiliario (cantidad y tipo de mobiliario que comúnmente está asignado a ese espacio o área). A continuación, agregarás las filas correspondientes a cada espacio identificado. Es importante que tengas la relación de todos los espacios, desde espacios de circulación como andadores, vestíbulos, así también áreas de servicios como bodegas, baños y los espacios de uso común como salones, administración y salas de espera.
Etapa 2. Identificación de recorridos. En el mapa que tienes del entorno a analizar, debes de identificar los recorridos más comunes o ideales para las personas que hacen uso del espacio. Pueden haber más de uno, normalmente se considera del acceso a áreas comunes y entre las áreas con mayor uso y conexión. Puedes utilizar más de un color para diferenciar los recorridos por tipo de usuario (un color para visitantes, otro para personal interno, etc., ver imagen 1).
Etapa 3. Simboliza las posibles barreras. Ahora tenemos que identificar las diferentes barreras que son comunes, tanto en los recorridos como en los espacios y, al reconocer alguna, pondremos una marca o un signo. De este modo podremos encontrar los espacios que más signos acumulan, así como priorizar los espacios de atención.
Etapa 4. Diagnóstico y priorización. Una vez realizados tus apuntes, puedes visualizar qué áreas y espacios requieren mayor atención. Ahora es el momento de generar el diagnóstico y conclusión. Tomando como referencia la tabla sobre posibles barreras, crea una nueva con las siguientes cinco columnas: Espacio, actividad, barreras identificadas, nivel de prioridad de atención.
· La columna de barreras es un vaciado de todo lo identificado con anterioridad.
· El nivel de prioridad de atención dependerá de qué tanto se requiere la accesibilidad en ese espacio y qué tanto afecta la exclusión al desarrollo de las actividades en general, se recomienda utilizar una escala de valores impares.
Etapa 5. Ajustes Razonables. La parte final que requiere reflexionar corresponde a ¿cómo se podría solucionar cada problemática?, algunos problemas serán solucionados de una manera sencilla, incluso en simultáneo, y para otros se requerirá acciones un poco mayores. Sin embargo, todo avance y mejora en accesibilidad es un plus que te ayudará a ser un espacio más inclusivo.
Barreras más comunes para la accesibilidad.
Ahora, hagamos un repaso por las barreras más comunes, mismas que se identificarán con un signo diferenciador (ver imagen 2), y exploraremos algunas recomendaciones para identificarlas:
Barreras físicas del recorrido. Los recorridos deben de ser seguros y cómodos para el tránsito:
· Dimensión (primer signo). Identifica si los recorridos cuentan con un ancho mínimo cómodo para el tránsito, el cual es 0.90 metros en caso de la circulación en una vía o sentido; en caso de dos sentidos, debemos de aumentar a 1.20 metros o 1.50 metros.
· Materialidad (segundo signo). Si el material es resbaloso puede ser inseguro para el tránsito.
· Niveles (tercer signo). Si el recorrido está inclinado o tiene cambios de nivel, éstos pueden implicar un mayor esfuerzo para su uso.
· Claridad y concreción (cuarto signo).
Barreras de aproximación. Estas están relacionadas específicamente con el área para acercarse, acceder y hacer uso de ciertos mecanismos como puertas, ventanas, objetos sobre mesetas o elevados.
· Áreas de apertura (quinto signo). Si el tipo o la forma en que se abre una puerta o ventana interrumpe el tránsito, es demasiado alto o bajo para su alcance, o requiere alto esfuerzo físico para su funcionamiento.
· Áreas de alcance (sexto signo). Si existen elementos como lavabos sobre meseta, contactos sobre mesetas, gabinetes, colgantes, entre otros, cada uno debe de observarse desde la perspectiva de una persona con diversidad física.
Barreras de uso de espacio. Cuando la actividad que sucede dentro del espacio se ve interrumpida o limitada por alguno de los siguiente factores:
· Mobiliario inadecuado (séptimo signo). Mobiliario que no corresponde, es poco práctico o simplemente estorba.
· Dimensión inapropiada para el uso (octavo signo). Al momento de realizar las actividades se percibe que el espacio es insuficiente, considera que una silla de ruedas requiere un radio de giro de 1.50 metros, igualmente observar si el espacio es tan excedido que requiere traslados inapropiados, igualmente se puede considerar que la altura del espacio sea inadecuada.
· Materialidad del espacio (noveno signo). Cuando las condiciones materiales de pisos, paredes y techumbres es riesgoso o cuenta con elementos que afectan el desarrollo del espacio.
Barreras ambientales. Relacionadas con la percepción climática y ambiental en el espacio, debemos de recordar que para las personas con alguna discapacidad algunos factores ambientales son cruciales para su confort.
· Sensación térmica (décimo signo). Si el espacio es muy frío o muy caluroso, o depende de mecanismos de confort térmico.
· Sensación lumínica (décimo primer signo). El espacio es, o muy iluminado, o poco iluminado, o depende totalmente de mecanismos de iluminación eléctrica.
· Sensación acústica (décimo segundo signo). El sonido reverbera demasiado en el espacio, o por el contrario tiene mala acústica.
· Contaminación (décimo tercer signo). El ambiente está cargado de algún contaminante acústico, olfativo o visual.
Barreras de identificación y/o lectura (décimo cuarto signo). La forma del espacio es confusa, muy similar a otros o la ubicación del mismo es compleja, se requieren múltiples instrucciones para llegar a él.
Las metodologías para diagnosticar qué tan accesible es un espacio deben de ser también accesibles y entendibles. El aprender a diagnosticar de modo amplio y estricto, requiere muchos estudios y aplicación de diversas metodologías, pero ninguna acción es efectiva sin la conciencia colectiva de todos los usuarios del espacio, es decir, no solo los arquitectos, ingenieros o diseñadores. Ésta es la razón por la cual este tipo de propuestas le dan comprensión y acercan la razón de las acciones a usuarios genéricos del espacio.
Bibliografía:
BRUSILOVSKY, B. (2019). Espectro cognitivo. España. Colección Democratizando la Accesibilidad Vol. 1. La Ciudad Accesible.
INEE, 2021. Políticas para fortalecer la infraestructura escolar en México. SEP. México.
HERNÁNDEZ, J. (2011). Accesibilidad universal y diseño para todos. Arquitectura y urbanismo. España. Fundación Arquitectura COAM.
SOLÍS, P. (2017), Discriminación estructural y desigualdad social. México: CONAPRED.
TORRES, J. (2012), Inclusión por vía de entorno en campus. Categoría: espacio público y arquitectura, evaluación, priorización y atención. Dirección del bienestar Universitario, Universidad Nacional de Colombia. Colombia.
UNESCO (2009), Directrices sobre políticas de inclusión en la educación, París. Consultado el 11 de enero de 2021. Recuperado de: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000177849_spa.
CIUDAD MODELO
Por Mtro. Enrique Martínez Arredondo Palma. Arquitecto, Maestro en Intervención Sustentable del Patrimonio Edificado, Fundador de ATK despacho de diseño.
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