Es indudable que uno de los mas grandes retos que tienen las empresas en el corto y mediano plazo, es incorporar y adaptar sus procesos a los avances tecnológicos que están sucediendo en prácticamente todos los aspectos de la vida moderna.
La tecnología no solamente es capaz de contribuir a alcanzar las metas de desarrollo sostenible que hoy son indispensables para cualquier negocio, sino que resulta un diferenciador esencial para dar un salto que los coloca varios escalones por encima de sus competidores en cualquier arena en términos de productividad y rentabilidad.
Una mejor tecnología tiene también que convertirse en el instrumento clave para mejorar sensiblemente la calidad de los productos y servicios que se ofrecen al consumidor final. Si la digitalización, la automatización de los procesos y otros avances, no aportan una transformación sustancial en la calidad del producto, será simplemente ociosidad pensar en su adopción.
Esto es especialmente desafiante para las empresas de la industria de la construcción, y en particular para las MiPyMEs, un sector que tradicionalmente se ha resistido a la osadía de innovar de un modo disruptivo, que acostumbra observar con un poco de recelo los avances tecnológicos, y que por lo general padece de un inequitativo e insuficiente acceso a las fuentes de financiamiento que son tan necesarias para emprender un proyecto de transición tecnológica radical.
Sin embargo, estamos llegando a un punto en que esta transición ya no sería opcional, tendría que darse ese salto o de lo contrario se estaría frente a un alto riesgo de desaparición de la empresa para dejar paso a las que hayan tenido el arrojo y algunos recursos adicionales que resultan insustituibles para lograr exitosamente su conversión tecnológica.
La importancia de este tema quizás explica la presencia desde hace un par de años, de una gran cantidad de fabricantes de maquinaria pesada de construcción en el ya muy famoso Consumer Electronics Show (CES), que concluyó hace apenas unos días en Las Vegas. Muchos se extrañan de ver a estas máquinas gigantes en un evento como éste, que está fuertemente asociado a ser una muestra de los últimos avances en dispositivos móviles como teléfonos y tabletas, o computadoras, juegos electrónicos e incontables gadgets.
Estas empresas refieren que su creciente participación en el show, y su gran éxito, radica no solo en la posibilidad de mostrar sus propios avances a la base tradicional de clientes, sino que establecer conexiones con la gente más talentosa del mundo y conocer los asombrosos productos y tecnologías que ahí se muestran, ha propiciado una convergencia que se ha convertido en un multiplicador de esos mismos avances tecnológicos.
Caterpillar, Doosan Bobcat, Hyundai, John Deere y otros renombrados fabricantes, avanzan a gran velocidad hacia la electrificación de las máquinas, con operación remota o autónoma, con sensores de precisión para hacer un mejor trabajo, y con toda una gama de soluciones que demandan un enorme poder computacional incorporado, telemática, digitalización y opciones para generar y almacenar energía limpia y renovable que usarán en su funcionamiento diario en sustitución de combustibles fósiles.
Esa es la tendencia y está clara, la transición tecnología es cada día más necesaria, y obligatoria.