Los Programas Educativos (PE) requieren de evaluaciones constantes para un proceso formativo de calidad. En el área de diseño, se enmarca que la preparación y las habilidades desarrolladas por los diseñadores es intrínseca a la calidad de los diseños (Chen, 2021), es por ello por lo que, asegurar una formación constituida, proyectada hacia el futuro y enfocada en la competencia, se convierte en un factor crucial para la calidad del entorno que se diseña.
La educación en diseño se enfoca en las habilidades visuales, estéticas y funcionales; descuidando, en ocasiones, las competencias cimentadas en la constitución de procesos creativos, metodológicos, verbales, comunicativos y reflexivos (Norman y Meyer, 2022), mismo que representa desafíos en el proceso lectivo e inserción laboral del egresado.
En la actualidad, el mundo se enfrenta a nuevos retos, y los diseñadores desempeñan un papel cada vez más relevante, no solo en la creación, sino también en la gestión, procesos, la toma de decisiones, así como en el ámbito empresarial y de impacto social, económico, ambiental y político (Norman y Meyer, 2022). De ahí radica la necesidad de la implementación de mecanismos internos para la reflexión, recuperación de información, desarrollo de prácticas y mejora progresiva de las acciones referentes a la metodología que componen las Licenciaturas en el área de diseño.
El papel de la evaluación educativa en los Programas Educativos de Diseño
El proceso de evaluación es una de las acciones inherentes e imprescindibles para cualquier campo interesado en identificar las fortalezas y áreas de oportunidad de su funcionamiento. Se reconoce que evaluar es, ante todo, un sistema de búsqueda de las bondades y problemas de un objeto, de su mérito y limitaciones; en otras palabras, de su calidad (Stake,1999); lo que permite una mejora continua de las estrategias y la pauta fundamentada para la toma de decisiones coherentes en beneficio de los integrantes.
La evaluación en la educación en diseño es un tema de vital importancia que merece ser revisado y replanteado en el contexto actual. En un campo tan dinámico y creativo como el diseño, es fundamental adoptar enfoques de evaluación que reflejen la complejidad y la diversidad de las habilidades y competencias que los estudiantes adquieren durante su formación.
Es necesario implementar iniciativas de investigación, tanto básica como aplicada, para enriquecer los proyectos educativos en función de la gestión académica de los programas; dando legitimidad al campo de estudios y a obtener una comprensión clara de los objetivos de cada plan de estudios (Rivera, 2018). Lo que permita ampliar el espectro de evaluación para abarcar realidades como la capacidad de resolución de problemas, la innovación, el pensamiento crítico y la colaboración interdisciplinaria.
La evaluación educativa también debe fomentar la diversidad de enfoques y perspectivas. No se trata simplemente de conformarse a un estándar predefinido, sino de cultivar la capacidad de pensar de manera crítica y desarrollar soluciones innovadoras. Los criterios de evaluación deben ser flexibles y adaptarse a la naturaleza cambiante del campo del diseño, reconociendo y valorando la singularidad de cada institución, sus bases epistémicas y filosóficas.
Una propuesta para la evaluación
Comprendiendo el panorama y la importancia de la evaluación educativa para la mejora, es necesario implementar criterios claros y transparentes que guíen el proceso de evaluación, al tiempo que se reconoce y valora la diversidad de expresiones creativas. Se plantea una propuesta, cuyo fin radica en determinar de manera holística el desarrollo y funcionamiento del proceso de enseñanza del proceso diseño.
Se fundamenta el proceso evaluativo en una epistemología social con un enfoque en la Investigación Acción Participativa, misma que permite la evaluación del entorno desde diferentes perspectivas, propiciando la reflexión y dando solución en la acción (Oliveira, 2015); lo que dará apertura a la observación de diferentes áreas, permitiendo comprender el proceso de diseño desde todas sus aristas.
Dicha propuesta se alinea al modelo CIPP, propuesto por Stufflebeam y Shinkifield (1987), tal como puede observarse en la Figura 1.
Figura 1. Modelo CIPP
Se proponen, de tal manera, que cada una de las fases contempladas sean inherentes a la evaluación. Visualizándola bajo el concepto de utilidad, requiriendo la participación de todos los involucrados, en la que los hallazgos permitan generar análisis y reflexiones que sean parteaguas de la reformulación o adecuación continua de las acciones diseñadas e implementadas (ver Figura 2).
Figura 2. Fases de la investigación evaluativa
Se trata de generar fases donde la evaluación sea un ente continuo que se complemente por diagnósticos, mismos que darán la pauta para la toma de decisiones, lo que llevará al diseño de las estrategias de acción, para posteriormente implementarlas y repetir el proceso.
Adoptando el enfoque holístico y centrado en los agentes educativos, fomentando la creatividad, la innovación y la relevancia práctica, se asegura que los futuros diseñadores estén preparados para enfrentar los desafíos y oportunidades de un mundo en constante cambio.
Referencias
Chen, M. (2021). La estética sostenible en el diseño de Dieter Rams y Ross Lovegrove. Arte, Individuo y Sociedad 33(4), 1177-1194. https://dx.doi.org/10.5209/aris.71311
Norman, D. & Meyer, M. (2020). Changing Design Education for the 21st Century. She Ji: The Journal of Design, Economics, and Innovation, Volume 6, Issue 1, pp. 13-49. Recuperado de: https://doi.org/10.1016/j.sheji.2019.12.00
Oliveira, G. (2015). Investigación Acción Participativa: una alternativa para la epistemología social en Latinoamérica. Revista de Investigación 39(86)271-290.
Rivera, L. (2018). La evaluación de la educación del diseño en México: un enfoque desde la didáctica. México: Consejo Mexicano para la Acreditación de Programas de Diseño A.C. (COMAPROD).
Stake, R. (1999). Representation of Quality in Evaluation. Ponencia presentada en el Congreso Anual de la American Educational Research Association, April 1997, Montreal: Canadá Stufflebeam, D.L. y Shinkfield, A.J., (1987). Evaluación sistemática. Guía teórica y práctica. Barcelona: Paidós-MEC