
En este ejemplar número 15, abordaremos el tema de MOVILIDAD, tema que cada vez cobra más relevancia en virtud de que las normativas comienzan a alinearse pensando en el peatón.
Como primer punto, iniciaré mi participación diferenciando movilidad de tránsito, ya que es una de las más grandes confusiones que tenemos.
Hablar de movilidad, y no de tránsito, implica un cambio de paradigma que hay que tomar en cuenta: prever el traslado eficiente de peatones y ciclistas, así como el transporte de mercancías, y no exclusivamente de vehículos particulares y de transporte público colectivo, como ha sido considerado por muchos años.
Por supuesto que el tema de seguridad vial es muy importante, ya que el 29% de la población realiza su traslado como peatón, es decir, a pie, por lo que debemos poner atención en su forma de desplazamiento para que pueda realizarlo de manera segura. Debemos tener claro también, que la seguridad vial es sólo uno de los puntos que deben de ser considerados en el tema de movilidad.
Aquí entonces, resulta importante hablar de otra gran división: movilidad motorizada y movilidad no motorizada. El peatón y el ciclista quedan inmersos en este último concepto.
¿Cuál es la razón por la que el peatón, que indiscutiblemente es uno de los actores más vulnerables dentro del tema de la movilidad, era hasta hace muy poco tiempo al que menos se le consideraba, teniendo siempre prioridad el automóvil?
La infografía elaborada por el Observatorio Nacional de Seguridad Vial de España nos muestra los actores más vulnerables.
¿Por qué no era prioritario el peatón dentro de la pirámide de movilidad?
Esto tiene su origen a principios del SIGLO XX, cuando llegó un nuevo elemento que revolucionó por completo todo el mecanismo del transporte terrestre: EL VEHICULO AUTOMOTOR. Este vehículo, en muy poco tiempo, se convirtió en un medio útil y práctico para el transporte de personas y mercancías.
Al principio del siglo pasado las cosas marcharon bien, pues los vehículos automotores eran escasos y sus velocidades no eran muy superiores a las de los vehículos de tracción animal, es decir, entre los 20 y 25 km/hr. Pero de pronto el número de automóviles creció vertiginosamente, la velocidad de los automotores aumentó y, en consecuencia lógica, los conflictos que creaban se multiplicaron en proporciones aterradoras. Lo peor: hicieron a un lado al peatón.
Los estudios no solían incluir el elemento humano. Así fue como nació en los años 30’s del siglo pasado, LA INGENIERIA DE TRÁNSITO que, por definición, es una rama de la Ingeniería del Transporte que es a su vez es una rama de la Ingeniería Civil. Trata sobre la planificación, diseño y operación de tránsito en las calles, carreteras y autopistas, sus redes, infraestructuras, tierras colindantes y su relación con los diferentes medios de transporte.
Por muchos años estuvieron excluidos los cinco elementos que deben de considerarse en la movilidad: el conductor, el peatón, el vehículo, la vía y el medio ambiente, así como las relaciones entre esos elementos.
¿Que podríamos concluir después de haber leído esos antecedentes de la Ingeniería de tránsito? Que nuestras vialidades fueron diseñadas SIN pensar en una movilidad no motorizada segura, ya que no se consideró en el momento del diseño al peatón ni al ciclista.
Para que haya una movilidad no motorizada segura, en la que pueda haber más peatones y ciclistas, se requiere garantizar su tránsito seguro y permanente en las calles. Como bien dice el mencionado Observatorio Nacional de Seguridad Vial de España: “La vulnerabilidad de estos colectivos está relacionada fundamentalmente con su interacción en el espacio urbano con los medios de transporte a motor –automóviles privados, vehículos de transporte público y vehículos de transporte de mercancías–, así como con diversos factores vinculados al diseño de la vía pública y la gestión de la movilidad.”
Nuestro país ha estado trabajando a través de la Secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) en la Estrategia de Movilidad recién presentada llamada M4S. Esto es, Movilidad 4 S. Donde las “S” se refieren a 4 ejes: Salud, Seguridad, Solidaridad y Sustentabilidad. Éstas, a su vez, cuentan con tres estrategias cada una y con una serie de acciones específicas.
Considero que es un gran paso el que hayan sido presentadas estas Estrategias de Movilidad 4S. Esperemos no vaya a resultar como otros muchos documentos sumamente interesantes y bien desarrollados, pero que solo han servido para guardar en el cajón.
Apostarle a la movilidad no motorizada en tiempos post Covid es recomendado por los estudiosos del tema. En específico, la bicicleta ha ido ganando protagonismo como sistema de transporte urbano, lo que se ha impulsado en muchas ciudades la creación de carriles especiales para que los ciclistas se desplacen con comodidad y seguridad.
Para conseguir una movilidad no motorizada segura, es de suma importancia la armonización normativa de la materia, con el objetivo de incentivar la implementación de acciones para poder movilizarnos de manera segura y cómoda.
En nuestra ciudad de Mérida, en específico en el Centro Histórico, comenzamos a ver estas primeras acciones. Deseo que no sea la única, ni que sea aislada. Recordemos que las vialidades son, o DEBERÍAN SER, un lugar de convivencia y contacto humano donde las distintas redes de movilidad –peatones, ciclistas, automóviles privados, motocicletas, transporte público, transporte de mercancías– comparten un espacio limitado, sujeto a unas determinadas normas de uso. Esto es, en el momento del diseño de las vialidades, dejar de priorizar al automóvil.
«En tiempos post Covid, la bicicleta ha ido ganando protagonismo como sistema de transporte urbano, lo que se ha impulsado en muchas ciudades la creación de carriles especiales para que los ciclistas se desplacen con comodidad y seguridad».

Leticia Torres Mesías Estrada
Arquitecta por la Universidad Autónoma de Yucatán. Maestra en Administración Pública por la Universidad del Valle de México.
Es especialista en Planeación Estratégica Urbana y en Ciudades Seguras por el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano de Barcelona (CIDEU). Docente en la escuela de Arquitectura de la Universidad Modelo y Productora del programa del podcast de radio «Habitar y +».
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