De la planeación a la acción

Oct 6, 2021 | Artículos, Movilidad

 

Los pasos lentos hacia la movilidad sostenible en Mérida

Por primera vez en la historia reciente de nuestro país, los alcaldes tendrán la oportunidad de extender su administración por otro período de 3 años de forma consecutiva. Con la reelección consecutiva de alcaldes se da la posibilidad de desarrollar y aplicar políticas de mediano plazo, dar continuidad a las acciones que se realizaron en el primer período y, con la curva de aprendizaje alcanzada en la primera gestión, realizar sus labores con mayor eficiencia y precisión durante el segundo período.

En el caso de Mérida, será la primera vez que un alcalde gobierna por tres períodos, considerando la primera administración del alcalde Renán Barrera entre 2012 y 2015. Cabe mencionar que varias de las direcciones están encabezadas por los mismos funcionarios de la primera gestión de Renán Barrera, por lo que se asume que cuentan con la suficiente experiencia en sus ámbitos de actuación.

No obstante, en rubros como movilidad y desarrollo urbano se observan pasos muy lentos, con acciones y obras aisladas unas de otras, pese a contarse con instrumentos de planeación que fueron formulados o coordinados por los mismos funcionarios responsables de llevarlos a la práctica. Cítese el caso del Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable (PIMUS), cuyo documento fue concluido en noviembre de 2019 —tras 18 meses de elaboración— y del cual saldrían obras y acciones que se irían llevando a cabo en los siguientes meses.

La pandemia de COVID-19, lejos de ser un obstáculo para la implementación del PIMUS, representó una oportunidad única para promover estrategias a favor de la movilidad ciclista y peatonal en Mérida. Sin embargo, la respuesta del Ayuntamiento fue tardía y discreta, limitándose al ensanche temporal de unos pequeños tramos de vialidades del centro histórico y a la instalación de menos de una decena de biciestacionamientos en parques del centro de la ciudad.

Cabe señalar que, tanto el Plan de Mejora a la Movilidad Urbana del Centro Histórico de Mérida, como el Plan de Infraestructura Ciclista y el proyecto de semaforización inteligente, fueron ejecutados por el Gobierno del Estado de Yucatán, mientras que el Ayuntamiento sólo figuró como facilitador de las acciones del gobierno estatal y promotor de la nueva infraestructura y mobiliario instalado en la ciudad.

Aparte de las obras antes mencionadas, no se observó alguna otra obra o política del Ayuntamiento de Mérida que respondiera cabalmente a los objetivos y estrategias del PIMUS. Por ejemplo, las obras de rehabilitación y construcción de calles realizadas de 2020 a la fecha, se limitan a intervenciones sobre la carpeta asfáltica, omitiéndose la construcción y rehabilitación de banquetas. Tampoco se han efectuado cambios en los criterios de diseño de infraestructura peatonal, lo que se refleja en obras de nueva creación (tanto públicas como privadas) carentes de elementos mínimos de seguridad para peatones y ciclistas.

El Programa Municipal de Desarrollo Urbano de Mérida es otro de los instrumentos de planeación que presentan fallas y omisiones, tanto en la formulación del documento como en su implementación. Pese a llevar más de un año en proceso de modificación, en su versión preliminar persistía la desarticulación entre la gestión del suelo y el sistema de la movilidad, no se vinculaba con los lineamientos del PIMUS ni tenía definida una propuesta de red vial primaria y secundaria que permitiera disponer de derroteros amplios y directos para futuras líneas troncales de transporte público.

Esperemos que el alcalde y su gabinete realicen, en coordinación con las organizaciones de la sociedad civil, una evaluación de las políticas y obras realizadas durante el período que acaba de concluir, y establezcan para este nuevo período medidas más claras y contundentes en materia de seguridad vial y movilidad sostenible.

Es momento de pasar de la planeación a la acción.

 

 

 

 

«La pandemia de COVID-19, lejos de ser un obstáculo para la implementación del PIMUS, representó una oportunidad única para promover estrategias a favor de la movilidad ciclista y peatonal en Mérida. Sin embargo, la respuesta del Ayuntamiento fue tardía y discreta, limitándose al ensanche temporal de unos pequeños tramos de vialidades del centro histórico y a la instalación de menos de una decena de biciestacionamientos en parques del centro de la ciudad».

 

Eduardo Monsreal Toraya

Eduardo Monsreal Toraya

Analista en Desarrollo Urbano

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