La industria de la construcción no es ajena al despertar que está ocurriendo en todo el mundo para reconocer la enorme importancia de un actuar sostenible en todos los aspectos de nuestra existencia. De hecho este sector ha demostrado poseer una vocación sostenible casi desde su nacimiento, sólo que se le ha llamado de diferente manera antes de convertirse en la palabra de moda que es hoy en día. Cada vez que una compañía constructora hace esfuerzos por ser más eficiente y productiva, también está trabajando por ser más sostenible.
Desde este punto de vista, que además es real, la palabra sostenible deja de ser ese temible gigante que viene a meternos en problemas para tratar de dar gusto a todos quienes hoy demandan un actuar más amigable con el planeta, y se convierte en esa cosa que siempre has estado haciendo y que ya sabes cómo se hace, para impulsar la productividad y la eficiencia en tu empresa.
En los tiempos actuales, un aspecto clave para alcanzar los objetivos sostenibles en una empresa constructora, es contar con datos, duros, abundantes, relevantes, y esto significa que para todos los proyectos exista información acerca de cuántas máquinas se usaron y por cuánto tiempo, qué consumibles utilizaron, cuánto material movieron, el capital humano que se necesitó para completar cada tarea, la cantidad de materiales involucrados, desde dónde fueron transportados dichos materiales, por qué medios y a qué costos, y una infinidad de consideraciones adicionales.
Pero además, uno de los más grandes desafíos está en conectar el mundo físico con el digital, cómo introducir todos esos datos en una base que los procese, los interprete, y conduzca a soluciones y propuestas de mejora constante.
Así, los datos, la digitalización, y más específicamente la inteligencia artificial, tendría que estar en el corazón de cualquier empresa que se plantee seriamente emprender el camino de la descarbonización de la industria de la construcción, una de las que más contribuyen a las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) de origen humano.
En este sector, el de la construcción, existen enormes oportunidades de avanzar a pasos grandes, concretos y veloces en este sentido. Materiales muy usados en la construcción, como el cemento, el acero, el vidrio, el aluminio, el cobre y otros, presentan en sus procesos industriales de producción, un uso intensivo de energía, ya sea en forma de electricidad o de combustibles, y cualquier avance, grande o pequeño, hacia la optimización en el uso de estos energéticos, conseguirá un menor impacto sobre el medio ambiente mediante la reducción de emisiones, al mismo tiempo que podría permitir una reducción de costos como consecuencia.
Los proyectos de construcción, comienzan a ser sostenibles desde mucho antes de colocar la “primera piedra”, hay que insistir desde las fases más iniciales del diseño. Las compañías constructoras y los profesionales que colaboran en ellas, tienen que mantenerse actualizados en las mejores y más modernas prácticas, materiales y tecnologías sostenibles.
Es complejo, sin duda, pero es una tarea que debe cumplirse cabalmente. Los constructores mexicanos están dispuestos y tienen la capacidad de hacerlo. Hay que iniciar sin más demora.